神風 K A M I K A Z E 神風
VIENTO DIVINO
VIENTO DE MUERTE

CASOS DE ESTUDIO

IWO JIMA: LA UNIDAD MITATE EN ACCIÓN

Las tres "campañas" kamikaze se caracterizan por la diferencia táctica a la hora de efectuar los ataques. Mientras que en Filipinas se optó por enviar un reducido número de aparatos al ataque, con la intención de que pasaran inadvertidos el máximo de tiempo posible, en Okinawa fue todo lo contrario con la implantación de los grandes ataques kikusui. La tercera (segunda cronologicamente), en cambio, fue efímera, tan sólo un ataque y en cierta forma fue una continuación de las tácticas empleadas en Filipinas.
No es de extrañar que en la mayoría de los estudios la "campaña" de Iwo Jima sea o bien pasada por alto o simplemente comentada con unas simples estrofas que en ocasiones recuerdan los anuncios por palabras. Comparando la cruenta lucha que se sostuvo en tierra con el ataque de la unidad kamikaze es lógico entender la postura de la mayoría de los historiadores, recordemos que murieron más de 6.800 marines (y 21.000 heridos) entre el 19 de febrero y el 26 de marzo de 1945, contra apenas 500 marinos (y cerca de 250 heridos) la jornada del 21 de febrero.

En lengua castellana Luis de la Sierra es el único historiador que describe con cierto detalle el ataque de la unidad Mitate.
En cierta manera este caso de estudio va dedicado a toda su obra en un, si se me permite la expresión, merecido homenaje.

 

 ENTRAR AL INDICE Antecedentes:

A finales de enero de 1945 la situación del Imperio Japonés era asfixiante. En Filipinas las tropas japonesas aún ofrecían una terca resistencia, principalmente en Luzón, que si bien estaba condenada al fracaso los últimos núcleos de resistencia aguantaron hasta el 12 de julio. Lo único que se podía hacer era prever el siguiente paso estadounidense.

La marina japonesa contaba con dos flotas aéreas para enfrentarse al enemigo, la 1ª Flota Aérea en Formosa (Taiwan) al mando del vicealmirante Takijiro Onishi que continuaba con su doctrina kamikaze  y la 3ª al mando del vicealmirante Kimpei Teraoka en Honshu, encargada esta última de defender el área de Tokio. Teraoka contaba con unos 800 aparatos y por el momento se resistía a la idea kamikaze.
Para reforzar las defensas del sudoeste (Japón-Okinawa) se decidió organizar una nueva flota, la 5ª, en Kyushu, al mando del vicealmirante Matome Ugaki que aceptó el mando el dos de febrero. Al igual que Onishi vió claramente que la única viabilidad de resistencia pasaba por la generalización de los ataques kamikaze. Estableció su base principal en Kanoya enfrentándose a dos problemas, primero debía de organizar sus fuerzas para defender con garantías el sur del Japón y en segundo termino, pero no menos importante, organizar el estudio y puesta en práctica de un ambicioso proyecto: La operación Tan.
Ugaki era consciente de la falta de organización de la 5ª Flota y necesitaba urgentemente pilotos experimentados que garantizasen, como mínimo, la viabilidad del proyecto. La impaciencia del alto mando le obliga a buscar una solución de compromiso y el 13 de febrero se reúne con Teraoka para solicitarle la preparación de una unidad suicida. Entre ambos existía una buena relación, no se veían desde los tiempos en que Ugaki era Jefe de Estado Mayor de Yamamoto en la  Flota Combinada, y el encuentro fue más que una reunión de vicealmirantes.
No obstante Ugaki no tardó en explicar a Teraoka las intenciones del comandante en jefe de la flota respecto a Ulithi y de la importancia de la preparación de las tripulaciones. Era urgente realizar un programa especial de entrenamiento para los pilotos de la operación Tan, la 5ª Flota Aérea no tenía los recursos necesarios en esos momentos, pero la 3ª Flota sí. La reunión acabó sin un compromiso claro de Teraoka al respecto. En apenas 36 horas los aviones de la U.S. Navy le obligarían a tomar una clara decisión.

15 de febrero, aviones japoneses avistan las Task Forces del almirante Spruance1 al sur de Iwo Jima. Al día siguiente, encontrándose tan sólo a 60 millas de Honshu lanzan el primer ataque contra suelo nipón sorprendiendo por completo a la 3ª Flota Aérea. Durante todo el día los aviones embarcados norteamericanos atacan aeródromos e instalaciones cercanas a Tokio y Yokohama, llanura de Kanto, ocasionando grandes daños. Al caer la noche Teraoka respira tranquilizado suponiendo que todo ha acabado, pero se equivoca, al amanecer los aviones de Mitscher regresan para continuar el trabajo. En esta ocasión el ataque es más fugaz, pero no por ello menos letal, la flota estadounidense tiene prisa y en cuanto recoge al último aparato vira al Sur arrumbando hacia su nuevo objetivo: Iwo Jima.
Aproximadamente 1.000 aviones embarcados estadounidenses atacaron el suelo japonés, destruyendo un total de 500 aparatos del ejército y la marina japonesa, dañando numerosas factorías e instalaciones. Por contra las pérdidas de los atacantes fueron inesperadamente altas para ellos, 60 aviones fueron derribados y otros 28 se perdieron al tener que amerizar por algún u otro motivo.
A destacar las acciones del teniente Sadaaki Akamatsu del grupo aéreo 302 (base de Atsugi) que efectuó varias salidas con su Zero derribando cuatro Hellcats más cinco probables. La del alférez Kaneyoshi Muto, del 252 grupo aéreo, que con su Shiden-Kai "George" también derribó cuatro Hellcats y la de Tetsuzo Iwamoto, del escuadrón 311 del 252 grupo aéreo, que despegando del aeródormo de Mobara en compañía de 8 Zeros se enfrentó a una agrupación de F4U Corsairs reclamando siete derribados más uno averiado.

 

 ENTRAR AL INDICE La preparación:

Mientras las proas de los portaaviones de Mitscher cortan estelas hacia Iwo Jima, Teraoka pasa balance de las perdidas que ha sufrido su 3ª Flota Aérea: 105 aparatos contra ningún resultado destacable con sus tácticas de ataque convencionales.
Teraoka ha de rendirse ante la evidencia, el sistema de ataque instaurado por Onishi es el único que puede impedir el avance enemigo hacia la metrópoli, y Ugaki no es el único que ha incidido en el tema. Desde hace tiempo sus mismos pilotos, algunos de los cuales han muerto en los estériles contraataques de las últimas 24 horas, muestran claramente sus deseos de formar un cuerpo de ataque especial. Es hora de darles la razón...
La Operación Tan ha de ser ejecutada por pilotos experimentados, el valor y la determinación ante el sacrificio es importante, pero en esta ocasión prevalece la pericia y la técnica. Aceptar el acto suicida ha costado su tiempo, pero decidir cual es la unidad idónea para el ataque a Ulithi es inmediato: El Grupo Aéreo 601 al mando del capitán Riichi Sugiyama.
La moral de esta unidad era extraordinaria, había sido duramente entrenada para operar desde los portaviones de la Rengo Kantai y ya sólo eso marcaba la diferencia ante el resto de grupos aéreos de la 3ª Flota. Sugiyama sabía que el número de voluntarios sería elevado, pero necesitaba el máximo posible para poder hacer una buena elección. Deliberadamente esperó un día, hasta el 18, para comunicar a sus hombres la propuesta de Teraoka, con la esperanza de que la derrota sufrida elevase las peticiones. Y no se equivocó.
El alud de solicitudes fue tal que Sugiyama se enfrentó ante un gran dilema. Delegó en el oficial de vuelo Shintaro Takeda, consciente de su buen juicio, el difícil compromiso e inevitablemente surgió el conflicto. Los pilotos no seleccionados protestaron enérgicamente ante el mismo Sugiyama, durante toda la jornada e incluso bien entrada la noche, ya fuese solos o en grupo los pilotos rechazados insistieron en hablar directamente con él.
La situación del comandante del Grupo Aéreo 601 fue realmente delicada, no sólo por tener que consolar a los voluntarios no aceptados por Takeda, si no por que a contrarreloj debía de determinar el nombre del oficial encargado de dirigir a la unidad kamikaze. Su mente jugaba continuamente con dos nombres: los tenientes Hida y Murakawa. El primero juzgaba que él era el indicado debido a ser el oficial de más antigüedad, mientras que Murakawa insistía argumentando que su unidad de bombarderos era la mas numerosa del Grupo Aéreo 601. Finalmente Sugiyama dio la razón a este último. Hida, al igual que los otros pilotos, no quiso aceptar la decisión. Sugiyama demostró nuevamente sus dotes de mando y su extrema paciencia al prometerle:
—En la presente situación, usted tendrá seguramente otra oportunidad de ir.

La Operación Tan había sido encomendada a la 5ª Flota, por tanto los aparatos y tripulaciones seleccionados debían de perfilar el ataque bajo las ordenes de Ugaki, él era el cerebro táctico y conocedor de todos los aspectos del ataque, no había tiempo que perder trasladando la información, era hora de actuar con rapidez para devolver el golpe.
Al amanecer del 19 de febreo Riichi Sugiyama presenta a
Kimpei Teraoka los hombres y máquinas seleccionados. 32 aparatos al mando del teniente de navío Iroshi Murakawa dispuestos en cinco secciones: secciones 1ª, 2ª y 3ª, 4 P1Y1 Ginga “Frances” (del 752 Grupo Aéreo) y 4 A6M Reisen “Zero” cada una. Sección 4ª y 5ª, 4 B6N Tenzan “Jill”2 cada una .
Teraoka, no obstante, no se siente satisfecho por enviar a esas tripulaciones a una muerte segura. Es incapaz de pedirles explícitamente que realicen el acto del Jibaku (picado directo contra el buque), y les comunica la total libertad de elección antes de realizar el ataque. Pueden optar por el ataque convencional, para el que han sido duramente entrenados, o por uno kamikaze.
Como primera parte de su misión las cinco secciones despegan de Katori, base aérea próxima a Yokosuka, con dirección a Kanoya. El vuelo servirá de entrenamiento para la unidad Mitate Número 2, así la han bautizado sus integrantes, en vista de la larga travesía que deberan realizar hasta Ulithi. Pero cuando toman tierra la situación ha cambiado, si en sus mentes había un segundo objetivo más que probable han acertado plenamente. Los Marine han iniciado el asalto de Iwo Jima, la operación Tan tendrá que esperar.

Ugaki los recibe de inmediato, mientras los aviones son repostados y armados les ofrece un desayuno animándoles con una charla recordando su deber con la patria y el Emperador. Con una botella de Sake, regalo especial del trono, brindan por la misión y los éxitos futuros. Acabado el desayuno la unidad Mitate Número 2 despega hacia las islas Bonin Ampliar Mapa para repostar en Hachijo Jima antes de dirigirse a su objetivo, al que llegarán al atardecer. Entre las sombras del ocaso las posibilidades de éxito serán superiores para los hombres de Iroshi Murakawa.
En Hachijo Jima ocurre un acontecimiento que recuerda los dramáticos momentos vividos en el portaviones Hiryu la jornada del 4 de junio de 1942. Mientras el personal de tierra se apresura en repostar y repasar los aparatos se comprueba que los temores de los subtenientes Iijima y Sakuraba, comandantes de las secciones 2ª y 5ª, son ciertos. Sus aviones sufren una seria avería en los motores que les impedirá alcanzar Iwo Jima. Para la sorpresa del personal de Hachijo Jima ordenan armar dos aparatos de la base y continúan el vuelo con sus compañeros.

 

ENTRAR AL INDICE La unidad Mitate entra en acción:

Mientras todo esto acontecía en el bando japonés, en el estadounidense el almirante Mitscher efectuó unos cambios en su formación naval para aumentar la seguridad de las unidades del grupo de asalto anfibio en el area de Iwo Jima.
La Task Force 58 contaba con dos portaviones equipados con cazas nocturnos, el
Enterprise y el Saratoga del TG 58.5, mientras que la fuerza de portaviones de escolta encargada de dar protección y cobertura al grupo de asalto anfibio no contaba con ninguno. Hasta el momento la fuerza aérea japonesa había brillado por su ausencia, pero o bien Mitscher contaba con algún tipo de información respecto a un posible ataque suicida o simplemente, como buen estratega, fue previsor y supuso, con buen juicio, que los japoneses intentarían alguna acción desesperada.
A las 09:00 horas del 21 de febrero ordenó disolver al TG 58.5, enviando al
Enterprise al TG 58.2 del contralmirante Davison y al Saratoga al TG 52.2 del contralmirante Calvin Durgin. Algún marino jocoso no tardó en apodar a éste portaviones como "Queen of the Jeeps" (recordemos que los CVE eran también conocidos con el sobrenombre de "Portaviones Jeep"), dejando por unas horas olvidado el apodo que acompañó al "Sara" durante toda su carrera: "The old Lady". Escoltado por los destructores Mc Cowan, Melvin y Mc Nair
se dirigieron a su nueva zona de operaciones a 35 millas al NE de Iwo Jima. Su reinado sobre los portaviones de escolta de Durgin será breve.

16:30 horas. En la sala de operaciones de radar del Saratoga se detectan contactos sospechosos a 75 millas de distancia. En esos momentos las patrullas antisubmarinas regresaban a sus portaviones, al tratarse de unos 20 a 25 aviones inicialmente el contacto es identificado como amigo. Pero el comandante de apoyo aéreo no lo vio del todo claro y a las 16:50 horas dio un vector de aproximación a 6 F6F de la CAP para que efectuase un oportuno contacto visual. 

La Unidad Mitate ha llegado a escena. Murakawa y sus hombres confían plenamente en su preparación para alcanzar el éxito pero agradecen el providencial aliado natural, la escasa visibilidad y el manto de nubes bajas que cubre todo el área. 
La primera sección vislumbra en la lejanía una gran silueta, conforme la distancia va acortándose algunos detalles van perfilándose y no tardan en reconocer que se trata de un portaviones. Igualmente no tienen ninguna duda respecto a la unidad que están apunto de atacar, su peculiar isla, con la alta chimenea rectangular le delata. Se trata del 
Saratoga (nada difícil de reconocer ya que tanto el "Sara" como su hermano gemelo, el  Lexington, fueron los portaviones más filmados antes de la guerra), seguramente la adrenalina de los pilotos se elevó a los niveles más altos. ¡Iban a atacar a toda una leyenda flotante!.
Lo propio tubo que ocurrir en el puente del portaviones cuando se escuchó una comunicación precipitada de uno de los pilotos de la CAP lanzando  el jaleo del cazador.
—¡Tally-ho! —seguido de— ¡Dos Zekes derribados!.
El capitán del "Sara", capitán L.A. Moebus, comprendió de inmediato lo delicado de su situación, escudriñando el horizonte maldijo a las nubes bajas que a 3.500 pies (10.600 metros) lo encapotaban; sí, aquello no presagiaban nada bueno. Intentando que esa premonición no se reflejase en su cara ordenó aproar al viento para lanzar todos los aviones disponibles en cubierta antes de recibir a los inesperados visitantes. Los destructores
Mc Cowan, Melvin y Mc Nair maniobraron rápidamente intentando que sus arcos de fuego cubriesen al máximo a la vieja dama.
16:59 horas. Los cuatro buques estadounidenses abren un feroz fuego antiaéreo contra seis siluetas amenazantes que surgen como una exhalación de entre las nubes. Los 4
Ginga y los dos Reisen2
supervivientes de Murakawa desafían con clara determinación los proyectiles que les saludan. No obstante L.A. Moebus no se hace grandes ilusiones respecto a la eficacia de los mismos, la experiencia le dice que tres destructores es poca protección para un portaviones. Y no va ha equivocarse...

No han pasado ni 60 segundos del avistamiento cuando el "Sara" recibe el primer "abrazo" japonés. Dos aparatos se acercan peligrosamente, uno de ellos no acaba su carrera y es alcanzado por la D.C.A., el otro (posiblemente el comandando por Murakawa) no consigue alcanzar su objetivo por muy poco y acaba estrellándose en el agua, pero su bomba rebota alcanzando la línea de flotación por el costado de estribor a la altura del ascensor de proa, penetrando en el casco y ocasionando una gran vía de agua. Justo en esos momentos el "Sara" acaba de lanzar 15 aviones, de los 18 que estaban listos en cubierta, dos de ellos están sobre las catapultas de proa cuando llega el tercer "visitante". Éste realiza un ataque convencional lanzando su bomba, que agujerea la cubierta e impacta sobre el cabestrante del ancla, la posterior deflagración y el consecuente incendio deja fuera de combate buena parte de la cubierta de vuelo. El cuarto atacante también cae al agua al perder una de las alas arrancada de cuajo por un certero disparo de la D.C.A., su bomba imita a la del segundo y rebota sobre la superficie del agua y explota ocasionando un nuevo agujero bajo la línea de flotación. El quinto, finalmente, alcanza plenamente al "Sara" impactando junto a la catapulta volatilizando a los dos cazas que aún no habían podido ser lanzados. El consecuente incendio amenazó con devorar toda la proa. El sexto, último por el momento, llega como una exhalación, el grupo contra incendios que lucha para detener las llamas que amenazan con devastar la proa sólo tiene tiempo de agazaparse (alguno de ellos ni tan sólo se dieron cuenta al estar absortos en su peculiar batalla) antes de que el piloto japonés logre inmolarse a proa de la isla de vuelo, a escasos metros del montaje número uno de las piezas simples de 127 mm., agujereando la cubierta y escupiendo una infernal lluvia incandescente sobre la batería, inutilizándola, y sobre el agua.
Y después una extraña calma, rota de inmediato por el griterío de los hombres y el crepitar de las llamas. Apesar de los daños sufridos el capitán Moebus puede darse por satisfecho, la vieja dama ha resistido, pero por el momento no puede recoger sus aparatos y no se encuentra en disposición de poder atender sus demandas, el destructor
Mc Cowan asume la dirección de vuelo de los aviones del "Sara" que están en el aire, dándoles vectores de aproximación hacia los portaviones de escolta para que aterricen mientras su "aeródromo" sigue inoperativo.
Son las 17:03 horas, el primer ataque de la unidad Mitate ha finalizado.

Abordo del  LST 477 se han vivido horas dramáticas, la mayoría de los hombres recordaban los acontecimientos de aquella mañana pensando que la mala suerte ya se había cobrado su tributo en Iwo Jima y nada peor podía ocurrirles.
Había zarpado de Apra Harbor, Guam, el 16 de febrero transportando 24 tanques Sherman, 5 jeeps, un tractor, 298 hombres y 16 oficiales del 3er Batallón de tanques, en convoy con el
AKN-4 Keokuk, el LST 646 (con otros 25 Sherman del 3er Batallón) y otros buques menores con su correspondiente escolta. La travesía se efectuó sin incidentes y el 19 de febrero los buques habían alcanzado el área de Iwo Jima sin ningún incidente digno de mención. Como algunos marines habían sido asignados a las piezas antiaéreas de 20 y 40mm la mañana del 21 el teniente Vinson Reinhard se dispuso a instruir al marine David Bartol respecto al uso del IFF (identificador Friend or Foe). Eran las 08:25 horas y en el LST 477 reinaba una extraña calma. Reinhard y Bartol manipulan el transmisor mientras el primero describe las partes primordiales de éste cuando se produce un fatal accidente y el trasmisor explota.
En cubierta se produce un gran revuelo y los hombres corren para socorrer a sus compañeros. Vinson Reinhard está fatalmente herido y se teme por su vida, David Bartol ha corrido mejor suerte pero su estado sigue siendo grabe. La conmoción se acentúa cuando se notifica la muerte de Reinhard, es enterrado en el mar a las 14:02 horas (posición 24º 14' N, 141º 56'E) en un emotivo funeral. El atardecer es nublado y la oscuridad comienza a ganar terreno, la normalidad poco a poco vuelve al ánimo de los hombres del 
LST 477. Son las 17:58 horas y se encuentran a 50 millas al SE de Iwo Jima y nadie puede suponer que lo peor aún estaba por llegar.
Y, como en el caso anterior, todo va a ocurrir rápidamente. Cinco aviones surgen, desde el este, de improvisto de entre las nubes. Uno de ellos gira a la derecha pero de inmediato rectifica hacia la izquierda dirigiéndose hacia el
LST 477 que es el buque más al este de la formación. El círculo rojo de sus alas sólo fue plenamente visible segundos antes de que el aparato se estrellase contra el costado de estribor, precisamente donde David Bartol se recuperaba de sus heridas y acabó por perder la vida. Al detonar la carga del avión suicida se produjo una atronadora explosión, el humo y los cascotes se elevaron a unos cien pies. El ascensor número cinco se elevó antes de desmoronarse en el foso, la munición lista de 20 y 40mm comenzó a estallar, la tripulación y los marines reaccionaron con prontitud lanzando la munición ardiente por la borda.
Un nuevo kamikaze, posiblemente el 
Tenzan del subteniente Iijima comandante de la 4ª sección , pasa envuelto en llamas cerca del  LST 477 y acaba por golpear al AKN-4 Keokuk en el costado de estribor dejando fuera de combate la batería de 20mm. a popa del puente de mando y provocando un fuerte incendio. La lucha contra las llamas dura casi una interminable hora, a las 18:50 horas ha quedado completamente extinguido y es el momento de contabilizar las bajas que ascienden a 17 muertos y 44 heridos. Pero la agrupación anfibia todavía tiene un nuevo sobresalto cuando un tercer kamikaze hace blanco alcanzando el costado del LST 809, aunque en esta ocasión los daños son mínimos y no hay que lamentar bajas.
Mientras tanto los encargados de las piezas antiaéreas del 
LST 477 continúan en su puesto a pesar de los incendios y de las explosiones de la munición que enviaba al aire mortíferos proyectiles. Sin energía eran totalmente inútiles y tan sólo funcionaban algunas bombas de achique, el incendio se acercaba peligrosamente a la proa cuando finalmente el  LST 477 queda al garete siendo rebasado por el convoy. Pocos confiaban en volver a verlo en la formación, pero se equivocaron. El valeroso trabajo de los marineros y los marines del 3er Batallón lograron dominar los incendios, pero aún así la situación seguía siendo comprometida por la falta de energía eléctrica. El oficial de máquinas Blain Heinze se empeñó en lo contrario trabajando duramente hasta poder restablecerla. En cubierta, mientras tanto, sucedió un hecho curioso; uno de los pilotos japoneses se lanzó en paracaídas descendiendo suavemente por el costado de estribor, muchos se preguntaron si algún marine exaltado dispararía contra él, pero una oportuna orden de un oficial impidió el fusilamiento del piloto. Sin embargo su suerte ya estaba echada, en la oscuridad y ante la perspectiva de nuevos ataques nadie se preocupó más por él. El comandante Charles T. Hazelrigg determinó que lo mejor era varar su buque para evitar la perdida de los 25 Sherman. El  LST 477
se dirigió hacia Iwo Jima renqueante, afortunadamente el total de bajas de aquel 21 de febrero no fue tan elevado: 6 marinos y 4 marines resultaron muertos mientras que los heridos fueron un marino y 4 marines.
Finalmente el 24 de febrero, a las 14:13 horas, todos los marines y su material desembarcaron en la playa de Verdece.

A consecuencia de las averías sufridas por el  Saratoga, a 20 millas de la TG 52, los portaviones de escolta recibieron la orden de prepararse para recoger los aviones del "Sara" que aún estaban en el aire. Ante la gran cantidad de pequeños contactos fueron enviados algunos cazas de la CAP hacia los posibles objetivos para verificar la identidad de los mismos.
Los primeros informes indicaron que se trataban de aviones amigos, pero desde el puente de mando del destructor
Patterson (DD 392) se dudó de la identidad de los aviones que se acercaban. Son las 18:45 horas y la visibilidad se hace difícil ante la oscuridad reinante, los artilleros han de estar plenamente seguros antes de abrir  fuego pues no quieren abatir a uno de sus propios cazas. Las noticias de los éxitos conseguidos por los ataques sobre el "Sara" y el grupo anfibio han puesto nerviosos a los hombres, la adrenalina alcanza niveles máximos cuando uno de los observadores del puente grita:
—¡ Llegan bandidos, rápidos y bajos ! ¡ Con la muerte por delante !.
 Las baterías del
Patterson escupieron un rabioso fuego hacia la dirección indicada. Cuatro kamikaze llegaban por el costado de babor como saetas envenenadas, el que iba en cabeza fue recibido por una lluvia de metralla que lo envió al fondo del océano cuando alcanzaba el costado de estribor del destructor. Pero al segundo no pudieron pararlo, le vieron pasar como una exhalación a la altura de puente de mando por el costado de estribor y todas las ametralladoras le siguieron hasta que dejó atrás la popa del Patterson.
El piloto japonés se limitó a efectuar una fugaz mirada despectiva hacia el destructor que acababa de sobrepasar, pero sabía que no era el momento de despistarse, estaba apunto de conseguir su objetivo. Ante él se formó una silueta alargada con una pequeña isleta sobresaliendo por el costado de estribor. Sus ojos ya sólo tuvieron existencia para aquella negra figura, apretó el pedal de aceleración y su aparato ganó algo más de velocidad al revolucionar al máximo su motor.
Abordo del 
Bismarck Sea pocos advirtieron la llegada del aparato suicida, todas la atención recaía en otro aparato japonés que también lo había tomado como objetivo, la euforia de los artilleros fue un clamor al ver como el aparato caía al mar envuelto en llamas, lamentablemente su alegría duró bien poco. El kamikaze que había sobrepasado al Patterson ya se encontraba a menos de 1.000 yardas cuando fue advertida su presencia. Los artilleros del  Bismarck Sea dispararón a quemarropa y consiguieron alcanzar e incendiar al atacante, pero ya era demasiado tarde.
El avión seAmpliar Mapa empotró en el costado de estribor, a la altura del ascensor de proa, entrando en el hangar como una bola de fuego cortando los cables del ascensor desplomándose éste sobre su foso al tiempo que la bomba del avión suicida detonaba. Se produjo un gran incendio al que acudieron de inmediato los equipos contraincendios para intentar dominarlo, en un principio se consideró que los daños no eran excesivamente graves y la situación podía controlarse. Pero no tardaron en darse cuenta que algo no funcionaba bien, el kamikaze había sesgado varios tubos del colector principal  la presión en las mangueras comenzaba a fallar. Las llamas ganaron potencia en pocos segundos siendo visibles incluso desde la cubierta de vuelo al escapar como látigos enfurecidos por el hueco del ascensor. El resplandor era plenamente visible y acutó como un fatídico imán. Una súbita explosión sacudió al 
Bismarck Sea de quilla a perilla cuando un segundo kamikaze impactó en la cubierta de vuelo a proa del ascensor matando a todo el personal que se encontraba en esa zona luchando contra las llamas. El fuego se volvió incontrolable y alcanzó a los aviones apontados en la cubierta del hangar con los depósitos repletos de combustible, estos explotaron multiplicando los incendios que alcanzaron la santabárbara. La munición comenzó a detonar transformando al portaviones en una traca sin fin que obligó a los destructores que se habían aproximado para socorrerle a mantener una prudencial distancia.
Aún así la tripulación persistió en la desesperada lucha por salvar su buque. Pero a las 19:05 horas su comandante, capitán J. L. Pratt, ordenó abandonarlo. El 
Bismarck Sea aún permaneció a flote tres horas, finalmente devorado por las llamas y las explosiones zozobró y se fue a pique llevándose consigo a cerca de dos centenares de sus tripulantes. El destructor Patterson había sido uno de los destructores que se habían acercado para auxiliarle, pero las frenéticas explosiones de las municiones le impidieron prestar una ayuda eficaz. Situado a una prudencial distancia su comandante, W. A. Hering, ordenó parar máquinas enviando todos sus botes para recoger supervivientes, la tarea fue ardua a causa de la marejada que complicó el salvamento. Permaneció en la zona del hundimiento hasta las 10:00 horas de la mañana siguiente, momento en el que se suspendió el rescate tras un exhaustivo rastreo efectuado por varios destructores. La tripulación del  Patterson4, a pesar de la tragedia vivida, podía estar satisfecha: habían rescatado a 106 compañeros. Al igual que la del  Daly (DD 519) que rescató a 11. El número de bajas del Bismarck Sea
ascendió a 218 entre oficiales y marinos, muchos de ellos ahogados.

No fue éste el único buque de la agrupación del contralmirante Durgin en ser atacado, el portaviones de escolta  Lunga Point fue el objetivo de una de las secciones de torpederos Tenzan de Iroshi Murakawa, posiblemente la 5ª comandada por el subteniente Sakuraba. Siguiendo las palabras del almirante Kimpei Teraoka atacaron con total libertad de elección respecto a efectuar o no el ataque por percusión.
Los cuatro aparatos llegaron por el costado de estribor del 
Lunga Point. El primero efectuó un ataque mixto, a 1.500 yardas de distancia soltó el torpedo que no llegó a alcanzar al portaviones, el piloto aumentó la velocidad efectuando maniobras evasivas para eludir el nutrido fuego antiaéreo que le perseguía, no lo consiguió y faltando 200 yardas para alcanzar al  Lunga Point fue derribado. El  Tenzan que le seguía lanzó su torpedo con la misma poca fortuna que su predecesor, en está ocasión el piloto abandonó el área de batalla perdiéndose entre las sombras. El tercer torpedero, al igual que los anteriores, lanzó su torpedo que efectuó un giro extraño perdiéndose sin ocasionar daño alguno. El  Tenzan prosiguió su rumbo de colisión consiguiendo golpear la isla con su ala izquierda, el violento impacto lazó la hélice sobre la cubierta de vuelo mientras que los restos del aparato resbalaban sobre la misma antes de precipitarse al mar. El cuarto Tenzan parecía poder sacar provecho del momentáneo caos que se vivía en el  Lunga Point, su concienzudo avance así lo anunciaba, pero un afortunado impacto directo de la DCA lo frenó en seco volatilizándolo. Los daños sufridos, afortunadamente para los estadounidenses, fueron mínimos y los incendios se controlaron sin problemas y no hubo que lamentar ninguna baja entre los miembros de la tripulación.

El ataque de la unidad Mitate había comenzado a las 16:59 horas siendo su objetivo el  Saratoga, e iba a finalizar aproximadamente a las 18:46 con una nueva acción sobre el mismo portaviones.
La tripulación del "Sara" había luchado con fiereza durante noventa minutos para salvar su buque, de hecho las averías ocasionados eran más graves que los sufridos por su hermano gemelo durante la batalla del Mar del Coral, afortunadamente a esas alturas de la guerra la experiencia de los equipos de control de daños era muy superior. A las 18:30 horas el incendio en la cubierta de vuelo estaba bajo control y finalmente a las 18:42 incluso el del hangar había sido extinguido. Aunque las operaciones aéreas aún no habían sido restablecidas la planta motriz no había sido dañada y el buque podía navegar sin problemas a 25 nudos. Era el momento para un merecido descanso... que sólo duró cuatro minutos.
18:46 horas, la penumbra es rota por un siniestro resplandor. Paracaídas iluminantes descienden lentamente hacia el "Sara" y su tripulación, mezclando rabia y desesperación, se prepara para un nuevo ataque.
Cinco kamikazes han iniciado su carrera final, la artillería antiaérea brama furiosa en pos de las escurridizas siluetas y no tarda en conseguir el deseado premio. Uno tras otro los cuatro primeros son derribados, pero el último de ellos es imparable. El piloto lanza su bomba sin detener el picado, ésta impactó en la cubierta de vuelo produciéndole un nuevo agujero, de diez metros de diámetro, que alcanzó las cinco cubiertas inferiores. El ángulo de inclinación no era el apropiado y el aparato suicida resbaló sobre la cubierta antes de precipitarse al mar.
El "Sara" sobreviviría al ataque, las bajas totales ascendieron a 123 muertos o desaparecidos, 192 heridos y 42 aviones destruidos. Hacia las 20:15 horas la cubierta de vuelo estaba en condiciones de, al menos, recoger aviones; y ocurrió un caso curioso. Un piloto de los portaviones de escolta, confuso tras la lucha contra los kamikaze, fue de los primeros en aterrizar sobre la parcheada cubierta, mientras abandonaba la carlinga no pudo evitar mostrar una honda satisfacción por encontrarse abordo de  "The old Lady" .
—¡Yeah! ¡Estoy contento! ¡Estoy sobre el viejo Sara! ¡El infierno estalló allá afuera!.
Uno de los operarios de cubierta le miró complaciente señalando a su alrededor contestándole.
—Hecha una buena mirada hermano. ¡Esto es el infierno!.
No obstante las averías en el "Sara" eran de gravedad, al amanecer tomó rumbo a Eniwetok para efectuar un rápido parcheo inicial antes de seguir hacia la costa este de Estados Unidos para ser reparado. Allí se comprobó la cuantía real de los daños, la previsión inicial para su vuelta al servicio fue de unos tres meses, pero suponiendo que la guerra estaba a punto de finalizar y teniendo en cuenta "su edad" tan sólo se le practicaron las reparaciones más esenciales. En Junio volvió a Pearl Harbor, pero ya no regresó al área de batalla. En cierto modo fue "hundido" por la unidad Mitate.

Con el segundo ataque al  Saratoga la unidad Mitate había lanzado su último zarpazo sobre los buques estadounidenses en Iwo Jima.
También será el último y único ataque aéreo efectuado por la fuerza aérea japonesa. El alto mando considera que la distancia a cubrir es demasiado alta para efectuar ataques convencionales y no se dispone de nuevas unidades kamikaze para entrar en acción. Los defensores de la isla quedan abandonados a su suerte y mantendrán una encarnizada lucha hasta el 26 de marzo.

Cuando miro al cielo, donde empieza a romper la primavera
me pregunto cómo se sentirá mi madre
con sus delicadas manos llenas de sabañones.

Teniente de navío Iroshi Murakawa

En líneas generales el ataque de la Unidad Mitate fue un éxito, sin consecuencias para el resultado final de la batalla, pero también fue un caso anómalo. Como ya hemos visto no todos los pilotos optaron por efectuar un ataque suicida, en el último momento prevaleció el duro y largo entrenamiento llevado a cabo durante meses para operar desde los portaviones de la marina. 
En Tokio se alabó públicamente la actuación de los pilotos5, los informes recibidos con posterioridad señalaron que un portaviones y cuatro transportes habían sido hundidos (no se supo que se trataba del Bismarck Sea hasta el final de la guerra) y el Saratoga y otros cuatro buques de guerra averiados. El alto mando de la marina deseó que aquello elevase la moral de los pilotos de la Quinta Flota y aumentase el número de voluntarios para posteriores misiones.
Mientras tanto el almirante Ugaki tomó nota sin hacer ningún comentario. Su mente se encontraba concentrada en una nueva misión, en la que el cuartel general de la marina había depositado muchas esperanzas y para la que en un principio estaba destinada la Unidad Mitate número 2: La operación Tan.
La guerra no había acabado y el clímax kamikaze estaba aún por llegar. 

 

 

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Notas:
1-Composición de la 5ª Flota Estadounidense
Almirante Spruance en el Indianapolis
TF-58 Vicealmirante Mitscher en Bunker Hill

TG 58.1 CAlm. J.J. Clark TG 58.2 CAlm. R.E. Davison TG 58.3 CAlm. F.C. Sherman TG 58.4 CAlm. A.W. Radford TG 58.5 M.B. Gardner
CV Hornet
Wasp
Bennington
Lexington
Hancock
Essex
Bunker Hill
Yorktown
Randolph
Enterprise
Saratoga
CVL Belleau Wood San Jacinto Cowpens Langley
Cabot
BB Massachusetts
Indiana
Wisconsin
Missouri
South Dakota
New Jersey
Washington
North Carolina
CB Alaska
CA Vincennes San Francisco
Boston
Indianapolis Baltimore
CL Miami
San Juan
Pasadena
Wilkes Barre
Astoria
Santa Fe
Biloxi
San Diego
Flint
DD 15 19 14 17 12

2-Con respecto a la composición de los aparatos que integraron la unidad Mitate hay diversas consideraciones a tener en cuenta:
El Grupo Aéreo 601 estaba integrado por A6M5, D4Y3, B6N2 y B7A, ninguno de estos aparatos era del tipo bimotor. Su alcance máximo distaba mucho de ser el necesario para llevar a cabo la operación Tan, pero posiblemente sus pilotos eran los más indicados al haber sido entrenados para operar desde portaviones.
Los P1Y1 pertenecían al Grupo Aéreo 752, creemos que los 12 aparatos fueron cedidos por el 752.
Respecto a la misma presencia de los P1Y1 aún tenemos dudas de si realmente participaron en el ataque o no. La mayoría de fuentes consultadas, escritas o vía web, no especifican la composición de los tres primeros grupos. Sólo coinciden en que se trataba de cuatro cazas y cuatro bombarderos por sección, sin aclarar si se trataba de monomotores o bimotores, algunas mencionan la presencia de bimotores, pero sin definir al grupo al que pertenecían. Teniendo en cuenta lo dicho anteriormente lo más probable sería que se tratase de D4Y3. Ahora bien, la unidad Mitate nació inicialmente con la misión de efectuar una misión más ambiciosa: La Operación Tan. Y esta operación sólo podía ser llevada a cabo por bombarderos bimotores, el radio de acción máximo de los Ginga era el más indicado, por este motivo creemos que posiblemente estuvieron presentes en el ataque a Iwo Jima al tratarse, en cierta manera, de un banco de prueba para la posterior ejecución de la aplazada Operación Tan.
Como homenaje a Luis de La Sierra, he preferido mantener parte de la esencia de su relato, manteniendo la presencia de los bombarderos bimotores. 

3-Composición de la TG 52.2
Contralmirante Calvin T. Durgin

TG 52.2.1 CAlm. Clifton A.F. Sprague
Car Div 26
TG 52.2.2 CAlm. Calvin T. Durgin
Car Div 29
TG 52.2.3 CAlm. George R. Henderson
Car Div 25
TG 52.2.4 Cap. L.A. Moebus
(Ex TG 58.5)
Saratoga
CVE Natoma Bay
Wake Island
Petrof Bay
Sargent Bay
Steamer Bay
Makin Island
Lunga Point
Bismarck Sea
Saginaw Bay
Rudyerd Bayl
DD Daly, Ralph Talbot, Evans Hutchins, Helm, Bagley Stockton, Patterson McGowan, Melvin, McNair
DE Grady, Richard S. Bull
Richard M. Rowell, O'Flaherty
John C. Butler, Edmonds

4-Meses más tarde la tripulación del destructor recibió una placa conmemorativa de los supervivientes que decía:
" Al USS PATTERSON, los supervivientes del BISMARCK SEA, en agradecimiento por la heroica asistencia dada a todos nosotros la noche del 21 de Febrero de 1945 en Iwo Jima "

5-Sobre los pilotos de los caza de escolta corrió la noticia que intentaron realizar ataques suicida una vez finalizada su misión de protección. Creemos que tan sólo es una leyenda, posiblemente creada con el ánimo de influir en posibles futuros voluntarios. Todas las fuentes consultadas reseñan que la unidad estaba compuesta por 32 aparatos, pero ninguna hace referencia a que volasen con escolta ni aviones de reconocimiento para informar de los resultados conseguidos. Aunque la presencia de estos últimos la encontramos más que probable. 

 
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