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MAR DEL CORAL: UN AVIÓN DE RECONOCIMIENTO PERSISTENTE

Entre el 7 y el 9 de Mayo de 1942 el océano Pacífico fue testigo de la primera batalla aeronaval de la historia. Una batalla, que sin duda alguna, revolucionó definitivamente la guerra en el mar. La aviación aeronaval había estado presente desde el inicio del conflicto, pero en esta ocasión fue diferente ya que en ningún momento los buques de ambas flotas se divisaron, siendo la acción llevada a cabo únicamente por las dotaciones aéreas de los portaaviones.  

8 de Mayo de 1942, 06'00 horas. Mar del Coral, Océano Pacífico.
La agrupación de ataque de vicealmirante Takeo Takagi, con los portaaviones Shokaku, Ziukaku cuatro cruceros pesados y seis destructores1 aproa al viento para lanzar los aviones de reconocimiento que intentaran detectar a los portaaviones norteamericanos Lexigton y Yorktown de la Task Force 17 efectuando una batida circular de 90º entre el SSE y el SO hasta el límite máximo de su radio de acción.
Uno de los "Kate" del Shokaku está pilotado por el contramaestre primero Kenzo Kanno y, posiblemente afectado por el error del día anterior, despega con la clara resolución de no fallar en la misión que le ha sido encomendada.
Pero... ¿Qué había pasado el día anterior?.
Un avión de reconocimiento del Zuikaku señaló erróneamente la presencia de un portaaviones y un crucero americano a 160 millas al sur de la agrupación japonesa, inmediatamente se envió un rápido ataque con 78 aparatos (18 cazas, 36 bombarderos en picado y 24 torpederos) al mando del capitán de corbeta Kuichi Takahashi. Cuando alcanzaron al "portaaviones" se encontraron con la decepcionante visión de un petrolero, el Neosho, escoltado por el destructor Sims. El Sims fue hundido rápidamente, mientras que el Neosho fue acribillado quedando al garete envuelto en llamas, hundiéndose finalmente el 11 de mayo. El "error" del avión de reconocimiento costó a los japoneses tres aviones (uno de ellos convertido en involuntario "kamikaze" al ser alcanzado por la artillería antiaérea y acabar estrellándose contra el petrolero) y un tiempo precioso, ya que media hora después del despegue un hidroavión del crucero Kinugasa, de la agrupación del contralmirante Goto,  descubría un gran portaaviones y diez buques a 280 millas al noroeste de Takagi. Hay que reconocer, no obstante, que en el error también tomo parte Takagi, ya que en vez de pedir una confirmación del avistamiento al avión de reconocimiento se precipitó a la hora de ordenar el ataque.
No fue su único error, esperar a recuperar los aparatos de Takahashi conllevó la pérdida del portaaviones ligero Shoho de la agrupación de Goto y el malogrado ataque nocturno que ordenó privó a los japoneses de unas dotaciones aéreas que hubiesen sido cruciales en la batalla que estaba a punto de desencadenarse. Afortunadamente los americanos también tuvieron más de uno. "La Batalla de los Errores" fue como la bautizaron algunos historiadores y hay que reconocer que el sobrenombre no es del todo desacertado.

Pero volvamos con Kenzo Kanno. Que se dirigía hacia su destino sabiendo que era seguido de cerca por los 69 aviones de Kuichi Takahashi (18 cazas, 33 bombarderos en picado y 18 torpederos), que habían despegado a las 06'25 horas.
Durante aproximadamente dos horas el azul del paisaje permaneció invariable. Cuando creía que regresaría al Shokaku sin haber logrado nada positivo divisó en la lejanía una estela blanca que rompía las tranquilas aguas que le rodeaban. El corazón le dio un vuelco llevándose los prismáticos a los ojos para cerciorarse de lo que acababa de ver. Serían las 08'24 horas, con calma giró los mandos para dirigir su "Kate" hacia los buques que rompían el horizonte con la precaución de esconderse entre las blancas nubecillas para ocultar su presencia, pero era consciente de que podía ser descubierto en cualquier momento y no esperó mucho. A las 08'33 horas ordenó a su radio artillero enviar el siguiente mensaje a Takagi:
"Descubiertos dos portaaviones, un acorazado y diversos destructores a 235 millas al SSE de nuestra flota"2. Desde el Shokaku se retransmitió la noticia a Takahashi, que arrumbó inmediatamente hacia esa posición. Pero igualmente los norteamericanos captaron el mensaje, el servicio criptográfico del Lexington no tardó en descifrarlo y comunicar al contralmirante Fletcher que habían sido descubiertos. Afortunadamente para él a las 08'38 horas recibió la noticia del avistamiento de la agrupación de Takagi y de inmediato lanzó un ataque con 84 aparatos (17 cazas, 46 bombarderos en picado y 21 torpederos).
Mientras tanto Kenzo Kanno se mantuvo a distancia, ocultándose entre las numerosas nubecillas que le rodeaban para no ser descubierto. Los minutos pasaban y la reserva de combustible iba menguando con alarmante rapidez, pero él no abandonó su puesto, oteando una y otra vez la agrupación americana para verificar que realmente los portaaviones se encontraban en aquel lugar. Finalmente, cuando la reserva era estrictamente la necesaria para regresar, dio media vuelta arrumbando al NNE para dirigirse al Shokaku.

Kenzo Kanno no tardó en vislumbrar en la lejanía un enjambre moteado que identificó como la formación de ataque de Takahashi. Inicialmente se sintió muy satisfecho, en esta ocasión los aviones de exploración no habían fallado, lo que le hacía regresar a su portaaviones con la satisfacción del deber cumplido. La sonrisa inicial se torció al observar detenidamente el rumbo de aproximación de sus camaradas: llegaban con una ligera demora respecto a la última posición de la agrupación norteamericana. Aquello fue como un jarro de agua fría para su exáltate espíritu, si continuaban con el rumbo actual errarían en la localización de la TF-17 y, en el mejor de los casos, consumirían un combustible y un tiempo precioso antes de descubrirla.
Ahora se encontraba ante un gran dilema: Podía regresar al Shokaku con la esperanza de esa última opción, que Takahashi encontrara los portaaviones enemigos lo antes posible, o dirigir personalmente la agrupación atacante hasta el enemigo. Esto último le parecía lo más lógico, era el único que realmente sabía donde se encontraba, pero entonces su regreso al Shokaku sería imposible, acabaría en el océano muy lejos del Shokaku (a más de medio camino de regreso) con la exigua esperanza de ser rescatado por un destructor de la flota. Las probabilidades eran muy bajas, pero realmente existían. Como veremos optó por una solución intermedia, en la que su vida la daba por perdida desde ese mismo momento.

El avión de Takahashi era el primero de la formación de ataque, seguido de cerca por los "Val", un poco más abajo los "Kate" y los vigilantes "Zero" cerraban el grupo. Súbitamente apareció de la nada un solitario "Kate" que se situó ante el "Val" de Takahashi, alaveó para indicar que le siguiesen y obligó a la formación a modificar su rumbo. La mayoría identificó el avión de Kanno, comprendiendo cual era su intención, siguiéndole con un nudo en la garganta al entender la determinación que había tomado, determinación que iba a costarle la vida.
La aparición de Kanno fue providencial para los japoneses y fastidiosa para los americanos. Los radares descubrieron la llegada de los atacantes cuando se encontraban a 70 millas, rápidamente se envió un grupo de cinco "Wilcats" para interceptarlos mientras se efectuaba el despegue de los cazas restantes y de 23 bombarderos en picado SBD, estos últimos con la misión de interceptar a los torpederos nipones. La maniobra de aproximación de Kanno fue tan exacta que los cinco cazas enviados contra ellos no lograron encontrarlos y los japoneses iniciaron su ataque sin haber perdido ni un sólo aparato. Eran las 11'18 horas de una soleada mañana de Mayo...

La agrupación nipona se dividió en dos grupos para atacar a los portaaviones que a su vez se encontraban en sendas formaciones muy separadas entre ellas. Kenzo Kanno, seguido muy de cerca por Takahashi, se lanzó contra el Yorktown. Su único armamento consistía en la munición de las ametralladoras, nunca se sabrá si su intención era tan sólo distraer parte del fuego antiaéreo para allanar el ataque de sus compañeros o estrellarse contra el portaaviones. Lo cierto es que inició una suicida carrera que finalizó con una gran explosión cuando su aparato fue alcanzado, al igual que el de Takahashi, por los proyectiles antiaéreos americanos.
Con el sacrificio de su vida Kanno consiguió, indirectamente, que el Lexington fuese hundido (alcanzado por dos torpedos y dos bombas más tres impactos cercanos) por los aviones que había dirigido hacia la agrupación americana, y que el Yorktown quedase averiado (por una bomba de 360 kilos más dos impactos cercanos), obligando a Fletcher a abandonar el área de batalla.
Mientras tanto, bajo la línea del horizonte, Takagi había sufrido el ataque de los aviones de la TF-17. El Shokaku resultó seriamente averiado por tres bombas que lo dejaron inoperativo. El Ziukaku fue el encargado de recoger a los supervivientes del ataque, como resultado al finalizar la tarde los japoneses sólo contaban con 6 torpederos, 9 bombarderos en picado y 24 cazas para realizar un nuevo ataque.
Ataque que no llegó a realizarse, para entonces los americanos se encontraban demasiado lejos y los intentos del Zuikaku por localizarlos, por ordenes directas de Yamamoto, fueron estériles. Finalmente la mañana del 10 de Mayo Takagi y Goto, que se había unido a la agrupación de Takagi la noche anterior, recibieron ordenes de regresar a Truk.

La acción heroica de Kenzo Kanno  fue un acto suicida. Podía haber comunicado por radio a Takahasi la dirección correcta a seguir, aún a riesgo de ser descubierta la transmisión por los norteamericanos, o simplemente conducirlos por un breve periodo de tiempo y amerizar a unas cuantas millas de distancia de la escuadra a la espera de ser rescatado por las destructores, tal y como ocurrió en ambos bandos en múltiples ocasiones durante toda la guerra. Pero decidió sacrificarse optando por una determinación de la que no tendría ninguna escapatoria.
Sin saberlo ni proponérselo entró en la leyenda. Muchos historiadores no aceptan la idea de que Kanno fue un Kamikaze, opino lo mismo. Pero no deja de ser cierto que su acto pasó a formar parte del abono que años más tarde germinaría con la creación del vicealmirante Takijiro Onishi del cuerpo especial de ataque Kamikaze.  

 

 

 

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Notas:
1- El 8 de Mayo de 1942 la flota de Takagi había recibido el refuerzo de los cruceros pesados Kinugasa y Furutaka, del malogrado grupo de protección del contralmirante Gotto que había perdido al portaaviones Shoho. Takagi dividió su escuadra en dos grupos:
Grupo 1:  Portaaviones Shokaku, cruceros pesados Myoko, Haguro, destructores Akebono, Shigure, Ushio.
Grupo 2: Portaaviones Zuikaku, cruceros pesados Kinugasa, Furutaka, destructores Ariake, Shiratsuyu, Yugure

2- La TF-17 al mando del contralmirante Frank J. Fletcher contaba con las siguientes unidades:
Grupo 1: Portaaviones Yorktown, cruceros pesados Chester, New Orleans, destructores Anderson, Dowey, Hammann, Morris, Russell. Al mando de Fletcher.
Grupo 2: Portaaviones Lexington, cruceros pesados Astoria, Minneapolis, Portland, destructores Alylwin, Farragut, Monaghan, Phelps. Al mando del contralmirante Aubrey W. Fitch.

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