K A M I K A Z E
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PRECURSORES

LOS FALSOS KAMIKAZE:

DE GUADALCANAL A LAS MARIANAS

Finalizada la guerra en el Pacífico surgieron innumerables historias, la gran mayoría falsas, de pilotos suicidas anteriores a la creación del cuerpo kamikaze. Tanto vencedores como vencidos exageraron los hechos, la gran mayoría de las historias fueron pura invención otras una realidad mal interpretadas, algunas de ellas ya han sido estudiadas en esta web en las secciones de Casos de Estudio y Precursores. Si estudiamos los libros o artículos publicados inmediatamente después de la guerra se observa un exceso de simplicidad: cualquier piloto alcanzado intentaba estrellar su aparato contra el barco más cercano, en la totalidad de las batallas navales siempre había un aviador suicida picando contra un portaaviones americano:

Dos bombarderos alcanzados por el fuego antiaéreo de los acorazados Prince of Wales y Repulse, un Reisen intentando estrellarse sobre la cubierta del Enterprise en la batalla de Santa Cruz, Kates que una vez lanzado su torpedo y continuaban el rumbo de colisión contra su objetivo... Todas esas historias son pura invención y la mayoría relatadas por escritores occidentales que no se molestaron en verificar la información recibida de entrevistas o artículos japoneses.

Pero no se puede culpar sólo a los escritores occidentales, ya durante la guerra los propios japoneses inventaron historias de pilotos suicidas anteriores a la batalla de Leyte, estas historias nacieron con la intención de enaltecer el espíritu de sacrificio de los jóvenes combatientes japoneses. Un engaño de la propaganda de guerra japonesa que obtuvo sus  frutos, pero una vez finalizadas las hostilidades estas pasaron a ser ciertas al ser recogidas como tales por los historiadores aliados.

En esta ocasión centraremos el estudio en unos cuantos incidentes que todo y siendo ciertos no pueden ser considerados como auténticos pilotos kamikaze, aunque la propaganda japonesa se empeñase en lo contrario. De ahí el título del artículo.  

 

 

 

 

8 de agosto de 1942, Guadalcanal, un Betty cae del cielo.

A primeras horas del 7 de agosto de 1942 da comienzo la operación Watchtower, el desembarco de los marines estadounidenses en Guadalcanal. La invasión pilló por sorpresa a los japoneses pero su reacción fue inmediata. A las 10:00 horas de esa misma mañana despega de Rabaul, Nueva Bretaña, un primer contingente de la 25 Flotilla Aérea formado por 27 Mitsubishi G4M, Betty en el código aliado, escoltados por 17 Reisen, el mítico Zero en el código aliado, para efectuar un bombardeo de altura contra los buques de apoyo de la cabeza de playa.
Los bombarderos habían sido cargado con bombas para efectuar un raid sobre Nueva Guinea, pero debido a la larga distancia a recorrer (1.030 kilómetros), se decidió lanzarlos al ataque sin sustituir las bombas por torpedos.

Tras un vuelo de tres horas sin incidentes, cuando la formación sobrevolaba la isla de Savo, fue atacada por los Wilcats de los portaaviones de la Task Force 611 que daba protección a los buques de desembarco y seguidamente por un intenso fuego antiaéreo de los buques estacionados en Punta Lunga.

En el transcurso de la acción se perdieron cinco Betty y otro más se estrelló al efectuar un aterrizaje de emergencia en Buka, isla al norte de Bougainville, los Reisen tuvieron mejor suerte y en su enfrentamiento contra los 18 Wildcat de los portaaviones de la TF 61 consiguieron derribar a 8, aunque exageradamente reclamaron 43,  lamentando tan sólo la pérdida de dos cazas propios. El bombardeo de altura fue un completo fracaso, pues ningún buque enemigo fue alcanzado. Pocas horas más tarde 9 Val del dai 8 kaigun kokutai, ingresados en el dai 8 Kantai, procedentes de Rabaul, se lanzaron al ataque logrando alcanzar al destructor Mugford provocándole leves averías que le obligaron a retirarse a reparar, el costo fue excesivamente elevado ya que todos los bombarderos en picado fueron abatidos por los cazas de la Task Force 61 y las baterías antiaéreas.

Los resultados del ataque fueron exagerados, una tónica que pasaría a ser la norma a seguir y que el alto mando o no supo o no quiso rectificar, y en Rabaul se estimo erróneamente que la mitad de los transportes habían sido hundidos.

 

Al día siguiente desde Rabaul se organizó un nuevo ataque, pero en esta ocasión el objetivo prioritario de los Betty pasarían a ser los portaaviones de la Task Force 61 y no los transportes. El número de bombarderos, en esta ocasión armados con torpedos, sería prácticamente el mismo del día anterior: 26 Mitsubishi G4M, 17 del dai 4 kaigun kokutai desde Vunakanau, al este de Rabaul, 9 del dai 2 chutai del Misawa kaigun kokutai desde Rabaul. La escolta de 15 Reisen  estuvo a cargo del Tainan kaigun kokutai.

Sobre las 08:00 horas los aviones ya estaban en el aire y hacia las 13:00 horas alcanzaban el área de objetivo. Pero la formación no encontró ni rastro de los portaaviones estadounidenses por lo que se decidió modificar el rumbo y dirigirse a Punta Lunga para rematar a la fuerza naval que había sido, teóricamente, diezmada el día anterior.

Minutos más tarde divisaron a los buques del contralmirante Kelly Turner e inmediatamente los cruceros y destructores abrieron un intenso fuego antiaéreo que se cobró su tributo. 8 Betty fueron derribados antes de que pudiesen lanzar sus torpedos, 5 más lo fueron cuando intentaban abandonar el área de batalla a los que habría que sumar 4 por la acción de los Wildcat de los portaaviones que no habían sido detectados. Un total de 17 aparatos perdidos, el 65% de los atacantes, 11 de los cuales pertenecían al dai 4 kaigun kokutai.  Y el resultado no pudo ser más desalentador: Un impacto directo sobre el destructor Jarvis que le ocasionaron serios daños (al día siguiente sería rematado por el destructor Yunagi) y el transporte George F. Elliot (AP-13), que precisamente no lo fue por los torpedos, sino por un inesperado visitante.

 

Durante el transcurso del ataque 4 Betty del dai 4 kaigun kokutay aproaron hacia el destructor Barnet y el transporte George F. Elliot. La artillería de ambas naves dirigió todo su potencial artillero contra la formación atacante, alcanzando al primero de ellos que pasó a pocos metros del costado de estribor del destructor ardiendo furiosamente, mientras encajaba una auténtica lluvia de proyectiles de 20 mm. El segundo roció la cubierta del Barnet con el fuego de sus ametralladoras aproximándose al transporte a cinco metros escasos de la superficie del agua, prácticamente a la altura del puente de señales. Al pasar sobre el transporte arrancó el mástil de señales con su ala izquierda que salió despedida, el Betty capotó estrellándose a escasos metros del costado de babor mientras la tripulación maldecía al piloto japonés por el tremendo susto que acababan de pasar, si alguno pensó que iba a estrellarse contra la cubierta se equivocó de bien poco.

El ataque continuaba, quedaban dos y persistían en su rasante vuelo de aproximación. El tercero sufrió el mismo castigo que los dos anteriores, recibió un auténtico diluvio de proyectiles precipitándose al agua, envuelto en llamas, a poco más de 1.300 metros de la proa del George F. Elliot. El cuarto y último sufriría el mismo castigo.

El alférez de navío de segunda clase Takafumi Sasaki intentaba por todos los medios de no perder el control de su aparato, a pocos metros del trasporte es alcanzado por un impacto directo que incendió el bombardero. En un último intento desesperado Sasaki consiguió enderezar el rumbo, se elevó unos pocos metros dando la sensación de que se alejaba del transporte pero inmediatamente picó estrellándose tras el puente de mando del George F. Elliot. La explosión que le siguió no fue demoledora para el transporte, pero si sus consecuencias: Al derramarse al ardiente combustible de los motores del Betty se producen varios incendios, la fuerza del impacto revienta las conducciones de agua y a pesar del heroico comportamiento de la tripulación es prácticamente imposible contener las llamas. Antes del anochecer se da la orden de abandonar el barco y el destructor Hull (DD 350) recibe la orden de enviar al fondo del mar al ardiente transporte.

El George F. Elliot ardiendo tras ser alcanzado por el Betty de Takafumi Sasaki.


Ante el excesivo coste de tripulaciones y aparatos, dando nuevamente como ciertos los exagerados informes de los aviadores supervivientes de ambos ataques (2 cruceros ligeros y 10 trasportes hundidos, un crucero pesado, uno ligero, dos destructores y un trasporte averiados) y así mismo dando por seguro que el desembarco de los marines sería rechazado por las tropas de tierra, se abandonó la idea de lanzar nuevos ataques contra los buques de apoyo en Guadalcanal.

Pero el intervalo será breve. Conforme los Reisen de Rabaul (Mitsubishi A6M3) comenzaron a disponer de los depósitos suplementarios de combustible adecuados y ante la cruda realidad de los nefastos resultados de las operaciones terrestres, el alto mando decidió reemprender los ataques aéreos y a primeros de septiembre volvieron a la carga. Fue una guerra de desgaste que, a cuenta de paupérrimos resultados, poco a poco fue menguando los efectivos japoneses.

 

A finales de 1944 la acción de Sasaki hubiese podido encuadrarse dentro de las acciones kamikaze, pero en 1942 no es el caso. Pues a pesar de todo su prioridad a la hora del despegue no era inmolarse contra un buque enemigo. Su prioridad era la de regresar sano y salvo para continuar al día siguiente la lucha. Fue un acto desesperado, una determinación tomada en el último momento ante una muerte segura, como todos los vistos en los anteriores artículos. Un acto heroico para los japoneses e inútil y desesperado para los estadounidenses, no entraremos en discusiones bajo este aspecto. Lo único cierto es que Sasaki tomó esa decisión cuando su muerte, y la de su tripulación, era una realidad, no antes. No pudiéndose, por tanto, asimilar su póstumo gesto con el de los kamikaze.

Hay una similitud, es cierto, pero sólo es eso.

Y lo curioso es que no fue la única durante la larga campaña de Guadalcanal.

 

12 de noviembre de 1942, Guadalcanal, una formación de ataque de revista.

 

Dentro de la profunda reorganización llevada a cabo el 1 de noviembre de 1942 por la Marina Imperial japonesa el Chitose kaigun kokutai destacado en Rabaul, perteneciente a la 25 Flotilla Aérea pasó a denominarse dai 703 kaigun kokutai. Cuatro días más tarde sus Mitsubishi G4M1 bombardearon Henderson Field y seis días después, el 11 de noviembre, repitieron la acción. Durante estas incursiones tan sólo se perdieron tres G4M1 y uno de ellos por problemas mecánicos durante el vuelo. Por el momento parecía que la suerte acompañaba al 703, pero duró bien poco.

El 12 de noviembre un nuevo contingente es lanzado al ataque: 9 G4M1 del 703, al mando del alférez de navío de 2ª Yoshihoki Fukuchi , y 7 del dai 705 kaigun kokutai, nueva denominación del Misawa kaigun kokutai, al mando del capitán de corbeta Tono Nakamura a los que se les unieron 3 G4M1 del 707, ex-Kanoya kaigun kokutai. En esta ocasión su objetivo no era Henderson Field, el alto mando conocía los intentos de reabastecimiento estadounidenses y había recibido la inquietante noticia de que un nutrido convoy se dirigía a Punta Lunga para desembarcar material y suministros para los marines. Todos los G4M disponibles fueron equipados con torpedos y lanzados al ataque con la esperanza de que los resultados de los días anteriores se repitiesen. La agrupación de bombarderos sería escoltada por 12 Reisen del dai 252 kaigun kokutai al mando del teniente de navío Shigehisa Yamamoto.

 

La formación de G4M1 consiguió aproximarse sin ser detectada, o al menos sin que su presencia fuese comunicada al contralmirante R.K. Turner, alcanzando la costa norte de la isla de Florida. Antes de llegar a la costa sur la agrupación se dividió en dos grupos, uno se dirigió al convoy desde el sudoeste y el otro desde el noroeste. Los buques del Task Group 67.42 estimaron la velocidad de los bombarderos en unos 170 nudos y comprobaron que el ataque estaba siendo efectuado por pilotos bien entrenados que prácticamente rozaban el agua en una perfecta formación a 15 metros de la superficie del agua y usando la oscura sombra de Florida y Tulagi para reducir el contraste de su silueta con la claridad del cielo.

-¡Parece una jodida formación de revista!- Pensó más de un marinero estadounidense.

A las 14:08 horas comenzaron a disparar las piezas de 127 mm y su efectividad no se hizo esperar, un primer bimotor fue alcanzado ante el griterío del personal de las piezas antiaéreas. Seguidamente, cuando la distancia de los atacantes se redujo a 4.500 metros la artillería principal de los cruceros entró en acción disparando salvas de proyectiles A.P. que obligaron a los G4M1 a efectuar radicales maniobras evasivas para no ser alcanzados. Los Betty que consiguieron alcanzar la distancia de lanzamiento dejaron caer sus torpedos, uno de ellos obligó al San Francisco a efectuar un forzado viraje para esquivarlo y otro más pasó muy alejado del casco del crucero pesado. Desde el puente de mando se observaron las estelas de cuatro torpedos más y a uno de ellos describir un errático rumbo circular que tuvo en vilo a toda la formación antes de que se sumergiese definitivamente.

14:16 horas, desde el puente del San Francisco  se observa a un solitario Betty con claros síntomas de haber sido repetidamente alcanzado por la D.C.A. Aún así la pericia del piloto es la suficiente para lanzar el torpedo, pero el cálculo es erróneo y pasa a bastantes metros a babor del crucero. Una vez soltada su carga se eleva dando la sensación de que el humeante aparato pasará sobre el San Francisco en su ruta de escape. Cuando aún no lo ha sobrevolado del todo el piloto baja bruscamente el morro, el ala derecha baja violentamente y choca tras la estación de control de la artillería principal, el bombardero se balancea alrededor de la superestructura y finalmente se zambulle en el agua sobre el costado de estribor explosionando a continuación. La colisión mata a 15 miembros de la tripulación y ocasiona heridas, muchas por el incendio provocado por la explosión del aparato, a 29 más a lo que hay que sumar la desaparición de un marinero.

Las averías no restaran excesiva eficacia combativa al crucero, aún así serán importantes: El control AFT (control de sintonía automática de frecuencia del radar) ha sido demolido, tres montajes de 20 mm quedan destrozados y el control de tiro antiaéreo posterior y el radar secundario puestos fuera de combate.

 

En primer termino el AP-37 President Jackson maniobrando bajo el ataque.
Al fondo el San Francisco tras ser alcanzado por el Betty.

 

Dos minutos más tarde todo a finalizado, ningún buque estadounidense ha sido alcanzado por los torpedos japoneses y sólo hay que lamentar las bajas producidas en el San Francisco... y en el destructor Buchanan que ha sido alcanzado por la propia artillería antiaérea del TG 67.4. Por contra la acción conjunta del fuego antiaéreo y los Wildcat y Bell P-39 de Henderson Field ocasiona una auténtica carnicería entre los bombarderos atacantes, que han de lamentar la pérdida de 14 Betty, ¡el 74% de los atacantes!. El 703 pierde 6 y 2 son obligados a efectuar un aterrizaje forzoso en Guadalcanal, incluido el aparato de Yoshihoki Fukuchi, el 705 pierde  3 y 3 más han de efectuar un aterrizaje forzoso en Buna, uno de estos será el del Tomo Nakamura, y por último el 707 pierde uno y los dos restantes han de lamentar la muerte de 9 tripulantes.

Las perdidas propias japonesas van conociéndose conforme los cinco bombarderos supervivientes alcanzan sus bases, pero hay una gran incertidumbre respecto a los resultados. No será hasta las 17:00 horas que en Rabaul se tendrán las primeras noticias "fehacientes" de los logros obtenidos, y llegaran por un avión de la Fuerza Aérea del Ejército: Un crucero pesado hundido y cuatro más en llamas con claros síntomas de estar gravemente averiados. El propio contralmirante Matome Ugaki dudará seriamente de esa información y comentará irónicamente.

-¿Estamos hablando de la misma formación naval?.

 

Cuando la calma vuelve a Punta Lunga los heridos del San Francisco son trasladados al President Jackson, salvo uno. El oficial ejecutivo Mark H. Crouter no quiere abandonar su puesto, esa misma noche encontrará la muerte durante la acción naval que pasó a la historia como Primera batalla de Guadalcanal, cuando un proyectil japonés impacta en su cabina.

 

Hemos asistido a una nueva acción desesperada ejecutada en el último momento, una más que vuelve a ser tomada como un hecho puntual sin importancia. Quizás no falto de razón a esas alturas de la guerra, el alto mando estadounidense tuviese razón al no tomar en cuenta los diversos actos suicidas protagonizados por los pilotos navales japoneses que habían tomado esa determinación en el último momento.
Y eso que en la última batalla naval entre portaaviones, la de Santa Cruz, los buques del almirante Kinkaid sufrieron cuatro actos suicidas en el transcurso de la guerra.
Claro está que durante el año y medio siguiente esas acciones no se repitieron, posiblemente todo quedó archivado y olvidado. En mayo de 1944 volvió a producirse una acción similar, pero en esta ocasión no fue protagonizada por un piloto naval.

 

 

 

 

 

 

27 de mayo de 1944. Biak, ¿un ataque suicida premeditado?

Amanece y la tranquilidad en la isla de Biak, isla septentrional de Nueva Guinea, queda rota por el cañoneo de los buques americanos que preparan la invasión con un ensordecedor bombardeo naval, la alerta en los buques ha sido dada horas antes y en cualquier momento se espera la llegada de los bombarderos japoneses. Las horas van pasando y la cabeza de playa es asegurada sin apenas contratiempos. Los marinos comienzan a creer que todo va a salir bien, demasiado bien, y poco a poco la relajación comienza a adueñarse de la flota.

Y realmente no es para menos, pues el primer ataque japonés no llega hasta el atardecer y sus efectivos son mas bien escasos: Ocho cazas Nakajima Ki-43 Hayabusa, Oscar en el código aliado, pertenecientes al 24º Regimiento aéreo del ejército apoyados por el único Suisei de reconocimiento de la marina en Sorong. A pesar de que los aviones pertenecen al ejército el ataque está al mando de la marina, pues los Hayabusa han sido integrados en la 23ª Flota aérea de la Marina.

Los atacantes son recibidos por un intenso fuego antiaéreo e identificándolos erróneamente como Zeros, pero los artilleros no fallan y consiguen alcanzar a uno de los Hayabusa a las primeras salvas. Seguidamente aparece la cobertura aérea de la flota de desembarco a cargo de los P-47 del 342 escuadrón de caza. En el combate que sigue los P-47 consiguen derribar a cinco de los atacantes perdiendo uno propio sin lamentar daño alguno en la flota de invasión, el único aparato japonés que consiguió regresar fue un Hayabusa .

Si bien la marina fue conocedora del nefasto resultado del ataque ese mismo día, la 7ª División Aérea del ejército, a la que pertenecía el 24º Regimiento aéreo, tardó más de una semana en saber que había pasado con sus ocho cazas. Eso fue debido a que en esos días el cuartel general de la división se había trasladado a Liang, base septentrional en la isla de Ambon (Indonesia).  Ahora bien, la 7ª División Aérea efectuó otro ataque ese mismo día y del mismo modo desconocieron el resultado del ataque durante un periodo de tiempo similar.

 

Los P-47 se reagrupan finalizado el primer ataque, durante unos cuantos minutos más sobrevuelan la cabeza de playa para asegurarse de que no hay nuevos intrusos. Seguidamente efectúan una última pasada sobre los buques y abandonan el área de batalla, ninguna escuadrilla más es enviada a substituirlos y para cuando aparece un segundo ataque japonés no hay cobertura aérea que lo detenga.

Los atacantes son 4 Ki-45 Toryu, Nick en el código aliado, del 5º Hiko Sentai de la 7ª División Aérea al mando del Mayor Katsushige Takada salidos de Sorong. Se han aproximado utilizando el manto de nubes existente para no ser descubiertos visualmente hasta el último momento. Los americanos los reciben, al igual que a el anterior ataque, con un intenso fuego antiaéreo y nuevamente la identificación es errónea al confundirlos como bombarderos Helen.

Nuevamente los artilleros no fallan, dos Toryu son derribados y un tercero abandona el área envuelto en llamas sin haber soltado sus bombas. El avión de Takada es el único en continuar su aproximación de ataque y toda la artillería lo toma como objetivo. El resultado es previsible y el Toryu es alcanzado repetidamente y cuando aproa hacia el Sampson, buque insignia del almirante Fechteler's3, envuelto en llamas.

En el puente de mando la sensación de todos los presentes es la de que el piloto japonés intenta deliberadamente chocar con el destructor. Su vuelo de aproximación es demasiado bajo, no lo suficiente, pero pocos dudan de cuales son sus intenciones. La DCA del Sampson logra alcanzarlo destrozando una de sus alas antes de que pase sobre el puente, Takada no puede mantener el rumbo y el Toryu gira impactando contra el agua a unos 360 metros del destructor. La fuerza del impacto sumada a la perdida del ala y la del control de dirección ocasiona un efecto rebote y el aparato sale catapultado 18 metros empotrándose los restos contra el casco del cazador de submarinos SC-699 que en pocos segundos queda envuelto en llamas lanzando al aire un denso humo negro. En el Sampson se viven unos momentos de incertidumbre, y de alivio al mismo tiempo, pensando que el avión japonés ha hundido al SC-699 y a punto han estado de ser ellos los alcanzados. Pero todo ha sido más espectacular que dañino y el pequeño buque de guerra sólo ha de lamentar la muerte de un marino, la desaparición de otro a lo que hay que añadir ocho heridos de poca consideración.

No habrá más ataques aéreos y todo quedará en un desafortunado incidente, fruto de la casualidad. Pues a pesar de la sensación inicial en todos los informes estadounidenses se tratará de un impacto fortuito y no de un acto deliberado, incluso algunos lo omitirán sin dar importancia a lo ocurrido.

¿Pero realmente fue fortuito?.

 

Para intentar dar luz a lo ocurrido tendremos que bucear entre los restos del avión de Takada.

Y es que en el extraño rebote del Toryu algo más que restos y metralla sale despedido. El artillero, el sargento Motomiya, es lanzado al mar en medio de la formación naval de desembarco y en la confusión del ataque nadie repara en él. Semiinconsciente se deja arrastrar por las corrientes y es rescatado por los nativos de la isla al oeste de Biak y el 3 de junio logra alcanzar las líneas japonesas en Manokwari. Durante una semana, como ya dijimos anteriormente, los japoneses desconocen el resultado del ataque y no es hasta el 5 de junio cuando el cuartel general de la 7ª División Aérea del ejército dispone del informe de Motomiya. Informe desmesurado que elevará al difunto Mayor Takada a la condición del héroe en Japón. 

El comunicado enviado al Japón informó que con Takada salieron los aparatos de los pilotos Kudo, Okabe y Matsumoto. El de Kudo se precipitó contra un crucero hundiéndolo, el de Okabe contra un destructor hundiéndolo igualmente y el de Matsumoto se estrelló contra las instalaciones de la cabeza de playa después de repetidos y rasantes ataques sobre los navíos enemigos. Finalmente el de Takada alcanzó con un golpe directo a un destructor que se hundió rápidamente.

Eran malos tiempos para la aviación japonesa y buenos para la creación de héroes que ensalzaran a los jóvenes.

No podemos extrañarnos de que el 8 de junio se radiara el siguiente mensaje al Cuartel General del ejército en Tokio:

"El Mayor Takada Katsushige, comandante del 5º Hiko sentai, recibió un urgente informe de desembarcos enemigos en Biak el 27 de mayo. Por iniciativa propia comandó un ataque de cuatro cazabombarderos, empleados en la defensa de puntos estratégicos, atacando los buques enemigos en las inmediaciones. Él atacó un crucero y seguidamente un destructor.

El mismo Takada impactó sobre el enemigo muriendo en un ataque suicida en el mar a 40 kilómetros al este de Noemfoord. Pero el sargento mayor Motomiya, milagrosamente escapó ileso y volvió a Manokwari sobre el 3 de junio" (7th Hiko Shidan staff message #3158,08 JUNIO 44/2400)

 

Esta claro que el comunicado era intencionadamente exagerado. Si bien no podemos aseverar si Takada efectuó un ataque suicida premeditado contra los buques de la fuerza de desembarco, la actitud del resto de pilotos de la formación deja claro que no recibieron la orden de efectuar un ataque por percusión. Los tres Toryu restantes intentaron realizar un ataque convencional y uno de ellos abandonó el área de batalla envuelto en llamas. 

Posiblemente Takada mencionase antes del ataque a sus hombres la posibilidad de impactar directamente contra un buque enemigo, pero no se lo ordenó tácitamente. Si comunicó o no a Motoyima su intención de morir ese día llevándose a un buque enemigo por delante a cualquier precio no queda claro.
Recordemos que por entonces el Estado Mayor japonés no quería ni tan sólo el plantearse efectuar ataques suicidas generalizados y posiblemente omitió esa información expresamente. Una cosa era ensalzar el espíritu de los combatientes y otra lanzarlos directamente a una misión sin retorno.
Aunque a esas alturas de la guerra el ataque contra una agrupación naval enemiga, con un número tan reducido de aparatos, podía considerarse un acto suicida destinado al fracaso.

 

 

 

 

 

 

Mar de las Filipinas: Un Suisei contra un torpedo.

 

Bajo relieve, reproducción de Taiho vol.2 Encyclopedia Okretów Wojennych

19 de Junio de 1944, Mar de las Filipinas, 07:58 horas. sobre la cubierta de vuelo del buque insignia de la 1ª División de portaaviones de la Flota Móvil japonesa una cuarentena de aparatos del 311 hikotai del dai 601 kokutai, se disponen a despegar en medio del ensordecedor estruendo de los motores. El oficial de cubierta da finalmente la orden esperada y el primero de los dieciséis Mitsubishi A6M5 Reisen estacionados en primer termino inicia una acelerada carrera hacia la proa del navío acompañado por el griterío de los marineros que alzan brazos y gorras lanzando violentos gritos de ánimo.
Desde el puente de mando el capitán del flamante portaaviones, Tomozo Kikuchi, junto al vicealmirante Jisaburo Ozawa y todo su estado mayor observan como le resto de los cazas abandonan la cubierta de vuelo sin incidentes. Todos saben que hoy va a librarse una batalla decisiva de la que Japón puede salir victorioso tras dos años de continuos reveses, para ello han reunido la mayor flota desde Midway. El exceso de confianza es comprensible, se encuentran embarcados en el más nuevo y moderno portaaviones del emperador: El Tahio.

 

El último de los Reisen despega y le llega el turno a los torpederos Nakajima B6N2 Tenzan, Jill para los aliados. En uno de ellos se encuentra en capitán de corbeta Akira Tarui, comandante en jefe de la fuerza de ataque de la 1ª División de portaaviones, Tahio, Shokaku y Zuikaku. Bajo su mando quedaran integrados los cuarenta y ocho Reisen, veintisiete Tenzan y los cincueta y tres bombarderos en picado Yokosuka D4Y1 Suisei, Jiudy en el código aliado, que la componen dirigidos por dos Tenzan que han despegados minutos antes para actuar como conductores en su ruta hacia los portaviones estadounidenses de la TF 58 que se encuentra al norte de Guam.
Pero los pilotos del dai 601 kokutai no van a ser los primeros en atacar. La primera oleada japonesa ya ha despegado, aproximadamente un cuarto de hora antes, de la 3ª División de portaaviones del contralmirante Sueo Obayashi, portaaviones Chitose, Chiyoda y Zuiho, integrada en la fuerza de Vanguardia del vicealmirante Takeo Kurita que navega a unos ciento sesenta kilómetros por delante de los buques de Ozawa. Ambas agrupaciones suman los doscientos aparatos, un número superior incluso a la primera oleada de Pearl Harbor, y a los japoneses aún les queda un número similar de aparatos en las bodegas listos para entrar en acción. De hecho la 2ª División de portaaviones del contralmirante Takaji Joshima aún cuenta con el 100% de sus efectivos.

 

Pero volvamos con el Tahio, ahora le toca el turno de despegue a los bombarderos en picado, Akira Tarui contempla como el primero de ellos, pilotado por Masao Hirahara, despega y le sigue el Suisei de Sakio Komatsu con el observador Mannkichi Kunitsugui y tras ellos el tercer componente del primer sotai pilotado por Umekichi Kuragami. Los tres Suisei ganan la altura suficiente para alcanzar el área de agrupamiento a unos trescientos metros de altura a estribor del portaaviones y Akira Tarui se concentra durante unos minutos en reorganizar el vuelo de su escuadrón.

En el puente de mando Tomozu Kikuchi comienza a relajarse un poco, la mitad de los aviones ya ha despegado y en pocos minutos quedará despejada par preparar la siguiente tanda de atacantes y su flamante buque podrá a volver a navegar en un zigzag más acusado. Él no lo sabe, pero para entonces ya será demasiado tarde.
Y es que cuarenta minutos antes los ojos del comandante J.W. Blanchard han avistado a la 1ª División de portaaviones desde el periscopio del submarino Albacore. La formación nipona está a unos 8.200 metros cuando es detectada y el escualo logra aproximarse hasta los 1.800 metros sin ser detectado. Blanchard ordena entonces el lanzamiento de seis torpedos "a ojo", el ordenador de tiro presenta un fallo inesperado y no se puede utilizar, contra el portaaviones más próximo: El Tahio.

 

Sakio Komatsu da la primera vuelta en el área de agrupamiento y lanza una mirada a su portaaviones, puede que sea la última. Se relaja un poco y cambia el punto de vista fijándola en el azul del océano. Súbitamente a estribor del Tahio, en la lejanía, aparecen dos finos hilos blanquecinos dirigiéndose contra el casco a una gran velocidad. Sakio no puede apartar la mirada de ellos, grita y vuelve a mirar a su navío con la esperanza de que de un momento a otro comience a virar para evitar los torpedos. Pero no lo hace, nadie se ha percatado del ataque y ya no hay tiempo para esquivarlos.

Tampoco para las dudas, su instinto le obliga a salvar las vidas de sus compañeros cueste lo que cueste. Sakio vira bruscamente y pica lanzándose contra la estela él cree que va a impactar en escasos segundos contra el casco. Dispara las ametralladoras contra el torpedo sin obtener resultados y ya no hay tiempo para más intentos. Sólo para una determinación que pasará a la historia.

El Suisei finaliza su picado fundiéndose con la superficie del agua justo delante del torpedo. Hay una ensordecedora detonación cuando la cabeza explosiva del torpedo impacta en los restos del avión y su bomba de 500 Kg. Muchos han visto al bombardero en su picado final y mientras algún que otro oficial se pregunta quien ha sido el heroico piloto que ha salvado al portaaviones éste es zarandeado por una segundo explosión. Una gran columna de agua se eleva sobre el costado de estribor salpicando con virulencia la cubierta de vuelo a la altura del ascensor de proa, se trata del segundo torpedo divisado por Komatsu y que en un principio parecía que iba a pasar a escasos metros de la proa sin alcanzar al Tahio. Los daños iniciales ocasionados por el torpedo parecen ser irrelevantes, el portaaviones no pierde su andar y navega a 26 nudos, el único incidente destacable es el hundimiento del ascensor de proa en unos dos metros que interrumpe el lanzamiento del resto de los Suisei. Los equipos de reparaciones tardan menos de media hora en parchear el hueco con dos planchas metálicas y se reemprenden los despegues como si nada hubiese pasado.

El incidente tan sólo ha provocado un retraso de media hora respecto a los planes iniciales y finalmente los ciento veintisiete aparatos del dai 601 kokutai pueden por fin dirigirse hacia los portaviones estadounidenses. La acción de Sakio Komatsu deja una honda determinación de sacrificio marcada en todos los pilotos, sacrificio que en pocas horas van ha experimentar de manos de los cazas de la TF 58, aunque el sacrificio no va a ser como ellos esperan...  

 

Antes de seguir a los aparatos del dai 601 kokutai veamos cuales fueron las posible cusas que llevaron a Komatsu a inmolarse contra el torpedo del Albacore. Para ello retrocederemos unos cuantos meses. Concretamente hasta abril de 1944.

En esa fecha el rotativo japonés Nippon Times publicó una sorprendente noticia: El sargento mayor Kiyu Ishikawa había salvado a un gran navío japonés interceptando con su avión un torpedo lanzado por un submarino estadounidense. En el artículo el periodista ensalzó la acción póstuma de Ishikawa incidiendo en que era un claro ejemplo a seguir por los soldados y pilotos japoneses. El mismo Emperador otorgó la graduación póstuma de alférez al piloto y fue deificado en el templo de Yasukuni4 en Tokio.

Una hipótesis posible es que Sakio Komatsu conociese esa noticia y que se sintiese obligado a imitar el comportamiento de Kiyu Ishikawa. De hecho en ambas historias hay un claro paralelismo. Ahora bien, por el momento no hay más información respecto a la noticia del Nippon Times, ni del buque que salvó ni de la unidad a la que pertenecía Ishikawa y menos aún donde ocurrió. Posiblemente se tratase de un transporte de tropas o mercante o incluso un petrolero, pero no creemos que se trate de un buque de guerra al no encontrar referencia alguna en el historial de los buques más importantes de la Rengo Kantai. Otra, la más simple, es que su sentido del deber le llevase a tomar la determinación de sacrificar su vida a cambio de la de los mil setecientos cincuenta tripulantes que formaban la dotación del Tahio.
Son simples especulaciones y como tal hay que tomarlas.

Posteriormente, al hacer pública la noticia, se concedió la Medalla Imperial del Honor a Sakio Komatsu. Considerando que su sacrifico marcaba una clara diferencia respecto a la del resto de caídos en la batalla. Y al igual que Kiyu Ishikawa un referente a seguir por el resto de pilotos japoneses.

Volvamos con los aparatos del dai 601 kokutai y un ultimo acto suicida, el último falso kamikaze del presente artículo.

 

 

 

 

 

Mar de las Filipinas: Un Tenzan sobre el Indiana.

Los aparatos de Akira Tarui se dirigen hacia la TF 58 intentando recuperar el tiempo perdido, en su ruta de aproximación sobrevuelan los buques de la Fuerza de Vanguardia del vicealmirante Takeo Kurita. ¡Y son recibidos por un nutrido fuego antiaéreo!.

Ante la desesperación de Tarui dos aparatos son abatidos y ocho más averiados antes de que se de la orden de cesar el fuego. La fuerza de ataque se reagrupa nuevamente reducida a ciento diecisiete y posteriormente ocho más sufrirán averías viéndose obligados a abandonar la formación y regresar a sus portaaviones.
Mientras tanto en el bando estadounidense se intensifican los preparativos, si bien lo portaaviones japoneses aún no han  sido detectados por las patrullas aéreas la cortina de submarinos ha anunciado la existencia de al menos dos agrupaciones de portaaviones. El vicealmirante Marc A. Mitscher, a las órdenes del almirante Raymond A. Spruance, ha dispuesto las fuerzas operativas de la TF 58 de norte a sur separadas unos sesenta y cinco kilómetros , las TG 58.1, 58.3 y 58.2 a veinte kilómetros al oeste de la primera la TG 58.4 y a veinticuatro kilómetros al oeste de la TG 58.3 la agrupación de acorazados, TG 58.7, del vicealmirante W.A. Lee.  las Precisamente desde esta última agrupación se dará la primera voz de alarma, a las 09:57 horas el radar del acorazado Alabama detecta una agrupación aérea aproximándose a unos doscientos veinticinco kilómetros. Inmediatamente se lanzan todos los cazas disponibles, ciento cuarenta Hellcat, desde los portaviones Essex, Hornet, Princeton, Monterey y Cowpens. Los aparatos japoneses son interceptados a unos sesenta y cuatro kilómetros del Lexington, TG 58.3, lo que pasará a la historia como La Gran cacería de patos de las Marianas va ha dar comienzo.

 

Los aparatos detectados pertenecen al dai 653 kokutai5 de la 3ª División de portaaviones, la primera oleada de ataque, al mando del capitán de corbeta Masayuki Yamagami. Los pilotos japoneses son diezmados por las barreras interceptoras de los Hellcat de la TF 58, una cuarentena de ellos son abatidos antes de que los escasos supervivientes alcancen el TG 58.7 sobre las 10:48 horas. Los resultados del ataque son irrisorios: un Reisen logra alcanzar con su bomba de 250 kilos al South Dakota, el impacto sesga la vida de veintisiete marinos y veinticuatro más reciben heridas de diversa consideración pero no logra mermar su capacidad combativa y el acorazado continua en formación como si nada hubiese pasado. Otro cazabombardero logra ahorquillar al crucero Mineapolis provocándole leves daños superficiales. Sólo doce aparatos del dai 653 kokutai regresaran, poco más del 6%. Lamentablemente para los japoneses la situación va a repetirse y el dai 601 kokutai no va atener mejor suerte. Los radares de la TF 58 lo detectan a las 11:10 horas a doscientos cincuenta y siete kilómetros al oeste y el contacto visual con los Hellcat se produce veintinueve minutos más tarde cuando la agrupación japonesa se encuentra a unos setenta y dos kilómetros de los acorazados estadounidenses.
Las unidades de vanguardia dan la voz de alarma y el capitán de navío Akira Tarui procura no caer en los mismos errores que su predecesor, perdiendo un precioso tiempo en dar numerosas indicaciones sobre la trayectoria de los cazas enemigos que a más a más pueden ser mal interpretadas por sus jóvenes pilotos. Por tanto ordena cerrar filas y mantener el rumbo a toda costa. Los resultados van a variar bien poco.

 

Durante el curso de la acción, o masacre, el comandante D. McCampell, comandante del grupo aéreo del Essex, comenzará su particular cuenta de derribos que le llevará a ser el As de la jornada. Y es que en sus dos salidas consiguió eliminar a un total de siete aparatos enemigos: cinco Suisei y dos Reisen.

Un pequeño grupo de integrantes del dai 601 kokutai logró escapar de los Hellcats topándose con el gran circulo de acorazados del TG 58.7. Los primeros en aparecer atacan al destructor Stockham, en funciones de alerta de radar por delante del TG 58.7, sin resultados.  La DCA inicia entonces su sinfonía que va a ser igual de mortífera que la jauría de cazas a la que se han enfrentado los aviones nipones.
Los primeros en comprobarlo van a ser dos Tenzan que atacan al South Dakota, la intensidad del fuego es tal que ambos pilotos son disuadidos y lanzan sus torpedos precipitadamente sin conseguir resultado alguno. Otro logra lanzar el torpedo contra el costado de estribor del Indina, que navega en el centro del gran círculo de la formación, pero explota prematuramente posiblemente alcanzado por el fuego de la DCA del mismo acorazado. Otro, que ha lanzado anteriormente su torpedo, parece no querer evitar la gran mole del acorazado y continua su trayectoria impertérrito. Sin apenas ser alcanzado finaliza su aproximación contra el costado de estribor estrellándose contra el casco a la altura de la línea de flotación. El gran acorazado ni se inmuta y sigue su curso sin acusar daño alguno, apenas una imperceptible dentada en la pintura del casco. La mayoría de los miembros de la tripulación no se entera del incidente y el "gran ataque japonés" continua. El Alabama escapa sin dificultad de dos bombas lanzadas por sendos Suisei y por último el Iowa elude sin dificultad un torpedo.
En el trascurso de ambos ataques el Indiana sólo lamentara cinco bajas entre los miembros de su tripulación. Todas ellas por la metralla y las heridas producidas son de escasa consideración.

 

Aún queda un puñado de supervivientes del dai 601 kokutai y un grupo de seis Suisei aparece sobre la vertical del TG 58.2 del vicealmirante Montgomery (Bunker Hill, Wasp, Monterey y Cabot), Uno de ellos logra acercarse al Wasp sin ser molestado por la DCA al ser identificado erróneamente como un avión amigo. Para cuando la artillería antiaérea quiere reaccionar es demasiado tarde, las piezas de veinte y cuarenta milímetros no logran alcanzarle y el bombardero logra alcanzar al portaviones por el través de babor, la detonación mata a un marinero y hiere a una docena pero no impide que el navío continúe operativo. El Suisei intenta abandonar el área de batalla sin conseguirlo, a unos mil metros es alcanzado repetidamente y se desploma al mar envuelto en llamas. Mientas todo esto ocurre otros dos bombarderos salen de las nubes y pican contra el Bunker Hill atravesando una furiosa DCA. Uno de ellos vira bruscamente cambiando de objetivo para zafarse de los disparos, cae sobre el Cabot a una endiablada velocidad y antes de que logre lanzar su carga es alcanzado por un proyectil que le parte en dos. Su compañero logra lanzar su bomba antes de ser abatido que impacta en la cubierta de vuelo del Bunker Hill, junto al ascensor de babor provocando varios incendios y sesgando la vida de tres marino e hiriendo a setenta y dos más. Los equipos de emergencia actúan con celeridad y en escasos minutos ya está en condiciones de seguir las operaciones de vuelo. El resto lanza su bomba sin resultado alguno y dos más son abatidos. Sólo dos logran sobrevivir, pero no regresaran a sus portaviones pues efectuaran aterrizajes de emergencia en Rota y Guam respectivamente.
Otro pequeño grupo ataca a los buques del TG 58.3 del vicealmirante Reeves (Enterprise, Lexington, Princenton y San Jacinto). Los atacantes son tres Tenzan y un Suisei, el segundo toma como objetivo al Enterprise, el lanzamiento es imperfecto, ya sea por el intenso fuego antiaéreo o por la falta de entrenamiento del piloto y la bomba explota a setecientos metros a estribor sin causar daños. Dos de los Tenzan toman como objetivo al Princenton siendo abatidos sin lanzar su carga, el ultimo se dirige contra el Enterprise y logra lanzar el torpedo que no logra alcanzarle, explotando en la estela del Gran E. El torpedero es alcanzado y pierde un ala antes de precipitarse sobre el océano a trescientos metros de su objetivo.

 

Son aproximadamente las 12:02 horas y el ataque puede darse por concluido. De los ciento nueve atacantes sólo regresan dieciséis Reisen, once Suisei y cuatro Tenzan, ¡El 28% de los atacantes!. Tarui no está entre ellos. ¿Sería el piloto que colisionó intencionadamente con el Indiana ?.

 

 

Ozawa aún lanzará dos ataques más, en esta ocasión desde los portaaviones de la 2ª División de portaaviones del contralmirante Joshima Takaji integrada en la Fuerza B. Desde el Junyo, Hiyo y Ryuho despegan a las 10:00 horas un total de cuarenta y siete aparatos del dai 652 kokutai (15 A6M5, 25 A6M2 y 7 B6N2). Si bien en esta ocasión no serán masacrados, regresaran un total de cuarenta aparatos, no conseguirán impacto alguno en los portaaviones de la TF 58.
La cuarta y última oleda levanta el vuelo a las 11:00 desde la 2ª División de Takaji. Son cincuenta y siete aparatos (26 6M, 27 D3A2 y 3 B6N2) que serán enviados a un falso contacto, veintisiete serán abatidos y el resto se dirigirá a Guam. Desde la 1ª División les acompaña otro contingente de veinte aparatos del Shokaku (6 A6M5, 10 A6M2 y 4B6N2)del que sólo regresará la mitad. En un esfuerzo final Takaji envía un último grupo, integrado en la cuarta oleada, compuesto por 6 A6M2 y 9 D4Y1, al mando del mítico Zenji Abe. Sólo un Reisen regresa, y es por averías en el motor antes de alcanzar la zona de batalla, cuatro de los Suisei, incluido el e Abe, efectuaran aterrizajes de emergencia en Rota o Yap, al igual que un Reisen, el resto será abatido.

Con este último acto la fuerza aérea naval embarcada del mikado ha dejado de existir. La batalla continuará al día siguiente, pero sólo será una persecución que acabará con la carrera del portaaviones Hiyo. El tercer portaaviones japonés hundido en el transcurso de la batalla.

 

Y es que a pesar del sacrificio de Komatsu el Tahio acabará hundiéndose a consecuencia del impacto del segundo torpedo. Tras una tremenda explosión provocada por la concentración de vapor de gasolina en todo el navío, el buque insignia de Ozawa se hunde a las 16:28 horas. Apenas una hora antes, a las 15:12 horas, ha sido el Shokaku el que ha descendido al fondo del océano tras ser alcanzado por tres torpedos lanzados por el submarino Cavalla.

 

 

Como bien indica el título todos los casos expuestos en el presente artículo pueden catalogarse como falsos kamikaze.  Takafumi Sasaki,  Katsushige Takada y Sakio Komatsu son los nombres propios de los pilotos que tomaron una determinación suicida bajo la presión de los acontecimientos. El último de ellos tomo esa determinación no para destruir un buque enemigo, si no para salvar el suyo y la vida de sus compañeros, el primero de ellos cuando su aparato y posiblemente su vida ya estaba sentenciada. Takada podía haber despegado pensando en que no volvería con vida, pero como ya dijimos es más que discutible que su intención real fuera estrellarse contra un buque enemigo.
Los dos pilotos anónimos creemos que inicialmente actuaron siguiendo los criterios de Sasaki, aunque a tenor de la gran masacre de pilotos japoneses en las Marianas no es descabellado el pensar que el Tenzan se estrelló cuando aún tenia teóricas posibilidades de regresar a su portaaviones. Claro que a tenor de lo sucedido con el resto de integrantes del dai 601 kokutai regresar con vida era una autentica utopía para el piloto.

 

 NOTAS
8 de agosto de 1942, Guadalcanal, un Betty cae del cielo
1-COMPOSICIÓN DE LA TF 61
Contralmirante Frank J. Fletcher
TF 11 (Fletcher)
Portaaviones: Saratoga (86 aviones)
Cruceros pesados: Minneapolis, New Orleans
Destructores: Farragut III, Dale IV, Mac Donough III, Phelps, Worden III
TF 16 (contralmirante Thomas C. Kinkaid)
Portaaviones: Enterprise (86 aviones)
Acorazados: North Carolina
Cruceros pesados: Portland
Cruceros ligeros: Atlanta
Destructores: Balch II, Benham II, Grayson, Gwin, Maury II
TF 18 (contralmirante Leigh Noyes)
Portaaviones: Wasp (68 aviones)
Cruceros pesados: Salt Lake City, San Francisco
Destructores: Aaron Ward II, Farenholt II, Laffey, Lang, Stack, Sterett II

 12 de noviembre de 1942, Guadalcanal, una formación de ataque de revista.
2-COMPOSICIÓN DEL TG 67 (Contralmirante Richmond K. Turner)
TG 67.1 Grupo de transporte, capitán Ingolf N. Kiland
Transportes: Crescent City, President Adams, President Jackson, Mc. Cawley
TG 67.3 Grupo de protección directa
Cruceros: Portland, Juneau
Destructores: Barton, Monssen, O'Bannon II
TG 67.4 Grupo de protección indirecta (contralmirante Dan Callaghan)
Cruceros: San Francisco, Helena
Destructores: Buchanan II, Cushing III, Laffey, Sterett II

27 de mayo de 1944. Biak, ¿un ataque suicida premeditado?
La Task Force 77 al mando del contralmirante William E. Fechteler estaba formada por un crucero pesado, el Australia, tres ligeros (Boise, Nashville y Phoenix) treinta y seis destructores, cinco destructores convertidos en transportes a los que había que sumar cincuenta y seis buques más entre auxiliares y anfibios.
Un total de ciento un navíos, una fuerza no excesivamente poderosa pero si numerosa. 
Para los amantes de la estadística indicaremos que posteriormente todos los cruceros fueron alcanzados por los pilotos kamikaze. Siete de los destructores corrieron igual suerte: HMAS Harunta, Bache, Daley, Bush, Abner Read y Reid, los tres últimos resultaron hundidos como el destructor convertido en transporte rápido Ward y el remolcador Sonoma, el 24 de octubre de 1944 durante el desembarco de Leyte, aunque éste último no lo fue por un kamikaze "oficial" tal y como se describe en el artículo PRIMEROS KAMIKAZES: LA JORNADA DEL 21 DE OCTUBRE DE 1944.

 Mar de las Filipinas: Un Suisei contra un torpedo
El templo Yasukuni-jinja es un edificio anexo al Palacio Imperial rodeado de un frondoso jardín de cerezos su nombre significa "reposo del país". Se construyó a mediados del siglo XIX en honor a los defensores del Emperador durante la restauración Meiji. Desde entonces también se ha ido ampliando para acoger a los caídos en las sucesivas guerras del país, especialmente al recuerdo de los dos millones y medio de soldados japoneses muertos durante la segunda guerra mundial. Se dice que los kamikaze japoneses antes de su muerte decían: "nos vemos en Yasukuni".

 Mar de las Filipinas: Un Tenzan sobre el Indiana
La composición del primer grupo atacante japonés, el dai 653 kokutai, perteneciente a los portaaviones Chitose, Chiyoda y Zuiho (3º División de portaaviones) según la mayoría de las fuentes consultadas era la siguiente: 16 A6M5, 45 A6M2 armados con una bomba de 250kg y 8 B6N2, un total de 69 aparatos.
Recientemente Michel Ledet en su impresionante obra: Samourai sur porte-avions, basándose en fuentes japonesas, da la siguiente cantidad de atacantes: 12 A6M5, 36 A6M2 y 3 B6N2 que actuaron como conductores y no como aviones torpederos, es decir un total de 51 aparatos.

 

 

PARA SABER MÁS NO DEJÉIS DE VISITAR:

 

http://www.pacificwrecks.com/aircraft/ki-45/takada.html

http://www.j-aircraft.com/research/rdunn/hms_aust/first_kam.htm

http://www.geocities.com/swansondd443/swanhol.html

http://www.lemairesoft.freehyperspace.com/weben/ship/bat/1158.html#10879

http://www.de1939a1945.com/batallas/008mardelasfilipinas.htm

 

 

 


Agosto de 2008

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