K A M I K A Z E

VIENTO DIVINO, VIENTO DE MUERTE

 

EL ORIGEN

 

En respuesta de la invasión norteamericana de las islas Marianas el grueso de la flota japonesa lanzó un contraataque que acabó en un completo descalabro en la batalla del Mar de las Filipinas, librada el 19 y 20 de junio de 1944. El desastre no lo fue tanto por los buques hundidos, los portaaviones de escuadra Thaio y Shoukaku y el ligero Hiyo, si no por la completa aniquilación de la flota aérea embarcada al perder 420 aviones en lo que los pilotos americanos ironizaron como La caza de gansos de las Marianas.
A Japón aún le quedaban portaaviones y una, en teoría, poderosa escuadra de superficie, pero desde ese momento carecía de pilotos experimentados para suplir las pérdidas. La flota americana, por contra, no sólo era superior cuantitativamente en buques y aviones, también lo era técnicamente.
Muchos oficiales, y pilotos, veían como la situación para las fuerzas japonesas era cada día más desesperada y las posibilidades de alcanzar un mínimo éxito en un ataque convencional prácticamente nulas. Ante esta perspectiva en muchos de ellos comenzó a germinar la idea de morir por morir mejor hacerlo estrellando su aparato sobre un buque enemigo.

Cuatro días después de la batalla de las Marianas el capitán de navío Motaharu Okamura, comandante de la base de Tateyama, 341º Grupo al sudeste de Tokio, fue uno de los primeros en dar conocer abiertamente las ideas de la creación de un cuerpo especial al pedir al vicealmirante Shigeru Fukudome (comandante de la 2ª Flota Aérea de la Marina) 300 aparatos para estrellarlos sobre los buques americanos. Pero no fue el único en hacer llegar su petición al Alto Mando Imperial.
El comandante del portaaviones ligero
Chiyoda, capitán de navío Eiichiro Jyo, en un estudio comparativo de las fuerzas japonesas-americanas, solicita la creación y el mando de una unidad especial "de abordaje directo". Igualmente el contralmirante Sueo Obayashi, comandante de la 3ª División de Portaaviones, solicita al vicealmirante Jisaburo Ozawa la autorización para organizar y dirigir una unidad especial de "ataque a percusión".
Estas últimas ideas fueron tomadas en consideración por el vicealmirante Takijiro Onishi, por entonces jefe de la oficina de asuntos generales del departamento de aviación del Ministerio de Municionamiento. Así mismo el almirante Soemu Toyoda, comandante en jefe de la Flota Combinada de la Marina Imperial, era plenamente consciente de todas aquellas peticiones, pero incluso cuando la flota americana atacó y diezmó los aeródromos de Filipinas, Okinawa y Formosa dudó al respecto.

El 15 de octubre de 1944 los portaaviones americanos volvieron a presentarse ante Luzón (Filipinas). El contralmirante Masabuni Arima, comandante de la 26 Flotilla Aérea de Manila, aeródromo de Nichols, dirigió personalmente una ataque con 12 bombarderos en picado Judi y 86 cazas Zero estrellando deliberadamente su Judy contra el portaaviones Franklin. La noticia corrió como un reguero de pólvora entre los pilotos, el sacrificio de Arima consiguió sus frutos cuando el 19 de octubre Onishi pide y consigue, de Toyoda la autorización para emplear tácticas suicidas en apoyo de la operación Sho, la movilización general de la Flota en defensa de las Filipinas.

 

 

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